Derian Passaglia escribe sobre comedias adolescentes: Clueless (1995), El diario de Bridget Jones (2001) y Mean Girls (2004). Afirma que hay una filiación entre estas películas con la literatura de principio del siglo XIX y las novelas de Jean Austen.
Por: Derian Passaglia
Hay un género de cine que involuntariamente estuve repasando las últimas semanas, un género que no sé si existe o si me lo inventé: comedias adolescentes con chicas como protagonistas. El antecedente parece provenir de la literatura de principios del siglo XIX y las novelas de Jean Austen.
En Clueless (1995), una chica rica que vive en Beverly Hills y es la más popular de la escuela adopta a la nueva del curso (que parece pobre y fea) con un fin supuestamente solidario. Pero todo lo que hace la protagonista es interesado y esconde fines egoístas: convence a profesores para que le suban la nota con excusas, trata de buscarle un novio a la chica nueva para que la crean buena. Cuando la chica rica se enamora del hijastro de su padre, que lee Nietzsche al pie de una enorme pileta, realiza una jornada de beneficencia en ayuda de los más pobres. El hijastro es medio hippie y ambientalista.
La película muestra que la frivolidad de la protagonista, la chica rica que persuade a todos a su alrededor para obtener sus propios fines, es estructural, porque el mundo mismo en el que vive es falso. Cuando está triste, llama a su amiga y van al shopping de compras. Me encanta que aparezca el shopping, y que la protagonista salga de compras con su amiga. ¿En cuántas novelas contemporáneas, en cuántas películas hemos vistos shoppings? Es un escenario que se suele usar para relatos de terror o películas con zombies. Pero no para mostrar lo que realmente es: un lugar de recreación de chicas ricas tristes.
Clueless (1995) y El diario de Bridget Jones (2001) comparten la protagonista mujer y la canción, All By Myself de Céline Dion, pero suena en ocasiones diferentes, como si fuera una referencia clara sacada de contexto. En Clueless se escucha cuando la protagonista hace un repaso mental por la relación con el hijastro de su padre y se da cuenta de que está enamorada; en El diario… Bridget canta en bata, un poco borracha, a los gritos y en su pieza, una canción que parece destrozarle el corazón: tiene treinta años y está soltera y sin un proyecto de vida a largo plazo. Quiere sentar cabeza, adelgazar y encontrar al hombre de su vida.
El cambio en Bridget tiene que ver con una vulgarización en la forma de representar el mundo femenino ya no adolescente, sino posadolescente, es decir, las adolescentes de la nueva era: una chica que puede ser cualquiera, que no sabe qué hacer con su vida, que está tan perdida como la espectadora al comienzo de un nuevo milenio.
Mean Girls (2004) tiene un argumento parecido a Clueless, con tres protagonistas que son súper populares en el colegio y que ven derrumbarse su mundo cuando ingresa una chica nueva que busca hacerse su lugar. Como en Clueless, las protagonistas adoptan a Lindsay Lohan y la vuelven popular vistiéndola como ellas. El cambio se produce en la intención: mientras que las protagonistas de Clueless tienen una maldad inocente, que las lleva a decir “ni idea” a cada rato, las protagonistas de Mean Girls son malas conscientes, como si la frivolidad, además de una forma de vida y un estilo, fuera también la forma de mostrar las diferencias de clase.