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sábado, noviembre 23, 2024

Harmony Korine

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Derian Passaglia escribe sobre la obra cinematográfica de Harmony Korine, figura clave del cine independiente norteamericano.

 

Por: Derian Passaglia.

 

Hay una línea del cine independiente yanqui que nace en la década del sesenta con Cassavetes, influenciado tal vez por el cine de autor que imaginaron los críticos y cineastas de Cahiers du Cinéma en París. Es inconcebible la plata que se debe necesitar para hacer una película. Se necesitan máquinas, gente, transportes, computadoras y programas. El cine de autor francés y el independiente modifican esa idea, y al cambiar las condiciones de producción se modifica la forma. Las limitaciones de recursos obligan a usar la imaginación para resolver problemas argumentales.

Cassavetes lo resolvió con la improvisación, abriendo el espacio para que los actores mostraran sus capacidades expresivas, con cámaras al hombro nerviosas que perseguían las caras de sus personajes por las calles de Nueva York. De aquel impulso primero, de esa actitud rebelde de filmar a espaldas de estudios y cadenas con grandes presupuestos, hoy sobrevive su espíritu en cineastas como Harmony Korine.

Sus películas muestran los márgenes. En Spring Breakers (2012) a James Franco le cuelgan cadenas del cuello, tiene dientes de oro y un ejército de mujeres encapuchadas que roban casas vestidas en bikinis. Muchos no la entendieron y la acusaron de reproducir una estética de videoclip. Con las imágenes Korine construye un lenguaje: es primavera, los jóvenes quieren divertirse, alcohol, sexo y drogas… La “estética del videoclip” no es otra cosa que la forma de representar nostálgicamente la juventud, el paso del tiempo, el divino tesoro. Para el momento en que Korine filma Spring Breakers, el videoclip es el recuerdo de un mundo pasado y mejor.

Gummo (1997) es su primera película. Como en las novelas de Faulkner, hay idiotas y crueldad. Un grupo de chicos que se drogan y andan en la calle descuartizan a un gato. Gummo, a pesar de que es caótica y confusa, todavía se puede ver, aunque no se la recomendaría a nadie. Lo que se puede ver es que expande los límites de la representación, como lo hicieron las mejores películas de la década de los noventa.

The Beach Baum (2019) la vi la otra noche. El tema me gustaba porque suelo escribir sobre eso: el personaje principal es un poeta, loco, drogadicto, excéntrico, que vive la vida a su manera, libre, egocéntrico. Me gusta cómo Korine representa a un poeta porque es lo más hedonista que uno se pueda imaginar. Matthew McConaughey aparece borracho y fumado durante toda la película y hasta cuenta el mito que la filmó en ese estado. No hay redención para los personajes de Korine, quienes parecen estar más allá del bien y del mal, desafiando la moral de toda época.

 

Foto: Matt Baron/BEI/Rex Features

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