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viernes, noviembre 22, 2024

El guarani, una caja china, una muñeca rusa

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Paranaländer hace comparecer al Gondra desmitificador de malentendidos alrededor del guarani, para él, en oposición a Garay y Mitre, lengua capaz de abstracciones como cualquier otra.

 

Por: Paranaländer.

 

Manuel Gondra (1871-1927) en tres ensayitos sobre el guaraní se dedica a desbrozar dudas, malentendidos y mitos sobre la lengua guaraní. Sus dardos van dirigidos contra gente como Blas Garay, Mitre. Uno de los mitos que pretende refutar: la capacidad expresiva del guaraní. Su carencia de una voz para expresar agradecimiento. Otro, muy frecuente, su incapacidad de alcanzar ideas abstractas. Y, por último, si la estructura del guarani es polisintética, flexible o monosilábica, etc. Adelanto que en casi todos los puntos parece convincente Gondra. Aunque algunas dudas aún persisten después de su ímproba tarea de aclaración y refutatio.

Empiezo por el título de esta columna: Gondra intenta describir la estructura profunda del guarani, y, en una especie de corte horizontal computacional, llega finalmente a un par de imágenes muy gráficas y hermosas: las cajas chinas y las muñecas rusas. Añadiría una más: el juego de los abalorios.

En cuanto a la fonética, las palabras en guarani se forman por incapsulación, “por cuanto en el vocablo aglutinado entran los componentes de tal modo que aquél es a manera de una caja en la que estuviese contenida otra, la cual encerrase una tercera, que contuviera a su vez una cuarta, y así sucesivamente”.

El ejemplo que da es de ybytyimi y ybyturuzu (colina y montaña), y argumenta que, “es fácil notar la formación: los sustantivos yby (tierra) y atyra (montón), y en los adjetivos mirí o miní (pequeño) y guazú o ruzú (grande). Aquí aprovecha y arremete contra Mitre y los estudiosos meramente de gabinete. El labio, dice, es más fundamental que la escritura, infiel, en estos casos de una lengua hablada, concluye taxativamente nuestro presidente por dos veces y defenestrado el mismo número de veces.

Otro error que cree resolver es de que el guaraní no acostumbrara a agradecer nada, esto deducido a partir de la inexistencia en guarani de un término para el agradecimiento. Esto e muy debatido hasta hoy día, pues la palabra que saca de su chistera de mago Gondra es aguyjevete, que, según las investigaciones de nuestros más connotados antropólogos, no sería con total precisión “gracias, o expresión de agradecimiento, sino un término casi taoísta o sacro, con más propiedad significaría, plenitud de ánimo, una suerte de ataraxia guarani o despertar budista. Pero Gondra lo saca de Restivo primeramente, equivocándose que Montoya no lo haya incluido en su obra, corrigiendo al final su error: también figura en el Tesoro.

Por último, viene el significado siempre confuso y aporético de py’a, que Gondra no solo considera que es “estómago” sino también “entrañas” y, sobre todo, “corazón”.

Coincido con él en la primera parte de su exposición, eso de Garay de que el corazón, órgano de lo emotivo- no puede reposar en el estómago (zonas bajas del cuerpo). Esto se puede comprender, cuando nos enteramos que para los griegos el hígado era donde moraba el alma y los sentimientos. Igual echamos de ver, como aún hoy muchos guaraniólogos y guaranófonos, una voz exclusiva para el corazón. Creo, por eso, tanto Zarratea como el poeta Gregorio Gómez Centurión han hablado, cuando quieren referirse al corazón, de mainumby mbaraka. Recuerda a la construcción de pupilas, tesa’ỹi, semillas de los ojos.

 

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