Paranaländer agradece que el coronel Du Graty tenga su calle en Villa Morra, además es una calle con libro, sabroso en especial en él el capítulo sobre el guarani.
Por: Paranaländer.
“La república del Paraguay” (1862, traducción al español por Carlos Calvo) del franxute Alfred Du Graty. En su frontispicio tiene un retrato canónico de Don Carlos. Hoy me interesa adentrase en el capítulo 4 (Población, naciones indias y lengua guaraní), donde habla de la lengua guaraní.
Crucial para entender varias hipótesis dudosas y desbaratar mitos calumniosos. Si, como algunos dicen, el libro fue financiado por el gobierno paraguayo, entonces cae por tierra que el guaraní estaba descuidado entonces o no tenía ningún interés para el estado. Al guarani paraguayo me refiero, esa mixtura de español y guarani, como lo define muy justamente el franxute. El guarani montés o de los Cainguás es distinto. Se dedica a desnudar errores de Demersay, aunque hay que contar que también él comete algunos errores con el guarani.
Pero de errores (confunde cururú con carimbata, aguara con tejú) no trata esta columna sino de muchos hallazgos y quizá aciertos.
Un ejemplo, aún hoy día nuestros popes del guarani suelen soltar algunos de sus dogmas: que no existe la palabra gracias en guaraní, que no existe la palabra corazón en guarani, etc. Ok, otro día trataré el tema de gracias o aguyje (analizado alguna vez por Gondra) y, con brillante meticulosidad, por otro estudioso de origen francés, madame Capucine Boidin. Normalmente se supone cierta lógica con la organización económica esta reticencia léxica en otorgar el agradecimiento, pues la reciprocidad que domina la vida cotidiana del guarani lo hace superfluo. Se da, en suma, con actos no en palabras, y todo el tiempo.
Ahora me quedo con corazón, que Du Graty dice se dice en guarani, neang.
Existe actualmente ñe’ã, habla del alma, que podría ser la misma palabra a que alude Du Graty (mal copiado o entendido por él).
Después, dando una vuelta por las frases guarani transcritas, vislumbramos esa filosofía de la resignación típica del paraguayo:
Teô tecó caneôapîpa haba mangá: “La muerte pone fin á los trabajos”. (Teô, muerte). Hoy en día es más frecuente el uso de “te’ongue” (que deriva de teô), cadáver, para muerte, y se estila más “manó” para muerte a secas.
Una exégesis medio Isidoro de Sevilla, es decir, literaria, imaginativa, no científica, es la que ve dos lenguas en una en el guarani paraguayo nuestro viajero franxute. Una lengua de hombres y otra de mujeres.
De las partes del cuerpo, vemos que a la ingle asigna el nombre del sexo femenino, tako o hako.
Que no haya existido la cruz antes de la llegada de los españoles es muy cuestionable, recordemos los maderos cruzados, yvyra joasa, que sostienen el mundo guarani.
Ah, dentro del arsenal de sorpresas que contiene las 600 páginas del libro, debe mencionarse que podemos leer la primera explicación (que al menos yo) del sentido de tereré: hacer ruido los dientes (claro, al tomar tereré la bombilla de plata u otro metal choca los dientes, es plausible).
*Du Graty fue un Coronel de artillería. Secretario de Estado en Ios ministerios de relaciones exteriores y de hacienda de la República Argentina, etc.; Miembro corresponsal de la Sociedad geográfica, de la Sociedad geológica. Miembro corresponsal de la Asociación de amigos de la historia natural de la Plata, Miembro fundador de la Sociedad anticuarios del Norte, Copenhague, Vice-Presidente honorario de la Sociedad para el fomento de las artes y de la industria, y Miembro corresponsal para la clase de las ciencias del Ateneo de las artes de París, Comendador de la Orden de Cristo, y Oficial de la orden imperial de la Rosa de Brasil.