Paranaländer sale del cafard mirando el mapa sudamericano de distribución del mito (tupi-guaraní) de los mellizos divinos (sol y luna, hermano mayor y menor) en un texto de Métraux presentando una versión (15) chiriguana.
“El papel desempeñado en nuestras dos versiones por Tatu -tunpá está representado en las demá tribus por el héroe civilizador, es decir ee misterioso potente medicin-man que vivió en los principios del mundo, transformándolo y dándole su aspecto actual (el Maire atá o Sumé de los Tupinamba, el Sumé de los Guaraní, el Ñanderuvuçú de los Apapocuvá, el Maira de los Tembé y Tamoí de los Guarayú).
La personalidad de la mujer varía mucho según las tribus: en la versión apapocuvá-guaraní, la madre es un ser divino creado por la fuerza mágica del dios civilizador. Después de muerta va al cielo. En nuestro días reside en la “Tierra sin Mal” donde acoge a los que logran penetrar en esta región de delicias. Sus hijos Tyvyry y Tupã, el Trueno, están a su lado. Los Tembé atribuyen también un origen milagroso a la esposa de Maira. El dios civilizador la creó dando vida a un tronco de pitywi.
Para los Chiriguano, los Mellizos son hijos de Tatu-tunpá; las tradiciones de los Tupinamba, de los Tembé y los Apapocuvás consideran al héroe civilizador como el padre de uno solo de los Mellizos (al que llaman el mayor). La paternidad del otro es atribuida a un personaje mitológico que no goza de especial importancia. En virtud de su doble origen, los niños no tienen la misma fuerza: el menor sufre a cada rato accidentes, siendo muy a menudo despedazado por monstruos o fenómenos fabulosos; el mayor acierta en todas en sus empresas y resucita cada vez a su hermano.
El mejor representa a la luna (el despedazamiento corresponde a las fases de nuestro satélite) y el mayor al sol.
El carácter solar del héroe civilizador, padre de los Mellizos ha sido indicado ya por Ehrenreich, y muchos detalles de los mitos confirman su hipótesis. Entre los Karib, el padre de los Mellizos es netamente designado como el sol, lo mismo para los Warrau.
El episodio de los tigres se repite idéntico en todas las versiones.
Muertos los tigres, menos uno, los Mellizos van en busca de su padre. Antes de llegar ante él, sufren varias aventuras. Algunos mitos (tupinamba, tembé) las representan como pruebas a las cuales son sometidos por el héroe civilizador. La versión chiriguana enmudece a este respecto, con excepción sin embargo del motivo de La cadena de flechas, que hallamos en las versiones tupinamba, tembé y guarayú.
Además el despedazamiento del hermano menor por el tigre, revela el carácter lunar del mito, es tradición entre los Chiriguano que los eclipses son producidos por un ser fabuloso, tigre con aspecto de perro, que asalta y devora a la luna.
Según la versión chiriguana de Nordenskiöld, la luna recibe al tigre en su tiru (camisa de tejido fuerte y sin mangas que las mujeres chiriguanas ponen sobre el tipoy). La bicefalia de este tigre se explica por la forma de las manchas lunares, en las cuales los Chiriguano vieron un tigre de dos cabezas.
Muy notable es el fin del mito con su estilo apocalíptico. La creencia en un cataclismo que acabará con el mundo y la humanidad es una idea familiar al genio guaraní y echa una sombra trágica sobre su concepto del universo.
Quedan por examinar dos elementos del mito chiriguano, que no encontramos en ninguna de las otras versiones tupi-guaraní que tratan del mismo tema: la personalidad de Tatu-tunpá (quirquincho-dios) y el alzamiento de los objetos naturales.
La mitología guaraní no atribuye forma animal al héroe civilizador mientras que la mitología chiriguana está llena de los hechos y hazañas de los dioses animales: Tatu-tunpá y aguara-tunpá (el dios zorro). Esta metamorfosis del héroe civilizador en animal, es debida tal vez a la influencia de los Chané.
El episodio del Alzamiento de los objetos (presente en el Popol Vuh, en los mitos de Huarochiri (Lima) y en un vaso de la época del Proto-Chimu), que aparece en nuestro mito, ha sido transmitido a los Chiriguano por los pueblos andinos del oeste.
En cuanto a los murciélagos, considerados como seres míticos que intervienen en la destrucción del mundo, están también descritos en la cosmología Apapocuvá-Guaraní. En la mitología de estos Guaraní, un papel importante está atribuido al tigre azul que se echará sobre la humanidad para exterminarla. El mismo rol desempeñaba, sin duda, el tigre azul de los Chiriguano que simboliza las manchas de la luna.
El mito de los Mellizos fue transcrito por primera vez en 1554 por André Thevet, quien lo oyó contar por el ‘rey’ de una tribu Tupinamba de la bahía de Río de Janeiro, el famoso Quoniambec. La versión Guarayú publicada por Cardús está trunca y muy alterada.
La versión más completa y detallada que tenemos de este fragmento de cosmogonía tupí, la debemos a Nimuendajú, según el relato que le hizo un medicin-man de la tribu de los Apapocuvá-Guaraní de la reserva de Araribá. Algunos años antes, Telémaco Boba dio un resumen de sus principales motivos, recopilado en un campamento de los Kaiguá, nación a la cual pertenecen los Apapocuvás”.
Durante un viaje al Chaco en 1908, Nordenskiöld recogió una versión chiriguana de este mito, que difiere mucho de la nuestra.
Los elementos comunes entre estas dos versiones son: la fecundación de la muchacha mediante una estratagema de Tatu-tunpá, el maravilloso desarrollo de la criatura, la flecha milagrosa, la matanza de los tigres, y el asalto a la luna.
Del mito de los Mellizos tenemos 15 versiones”.
fuente: “Mitos y cuentos de los indios chiriguano”, Alfred Métraux, en Revista del Museo de la Plata, 1932