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lunes, noviembre 25, 2024

Reducción ontológica de Borges

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Paranaländer, que nunca hizo gala de ser un hombre de Flammarion, ha perdido esa marotte infantil de sabiduría total al habitar por unas horas uno de esos cubos teorizados por el filósofo alemán Markus Gabriel.

 

Según el filósofo alemán Markus Gabriel (Remagen, 1980), no existe el mundo. Para entender esto, usemos a Borges. No existe El aleph, es decir, el hombre nunca puede llegar a imaginar ni conocer la totalidad de las cosas. Solo cosas y sentidos pero no el summun de esos sentidos y cosas. Gabriel se adscribe a la filosofía conocida como nuevo realismo (NUEVO REALISMO: la tesis doble según la cual, primero, podemos conocer cosas y realidades en sí mismas y, segundo, las cosas y las realidades en sí mismas no pertenecen a un ámbito de objetos).

No hay mundo, pero lo que hay en realidad lo cuenta la película “Cube” (1997), de Vincenzo Natali. En “Cube” se encuentran distintas personas, que al principio están aisladas en una habitación en forma de cubo. Cada una de estas habitaciones tiene distintas puertas que pueden abrirse y que conducen a otro espacio cúbico. Algunas de estas habitaciones están sembradas de trampas mortales. A lo largo de la película se revela que las combinaciones numéricas que se establecen entre las habitaciones conforman un ciclo de movimiento, cuyo conocimiento conduce al exterior del cubo. Sin embargo, fuera del cubo hay sólo un vacío, una nada, que al final de la película aparece como una luz clara.

Lo aprendemos aquí: existe una cantidad infinita de campos de sentido encapsulados uno dentro del otro de infinitas maneras. Sin embargo, este encapsulamiento infinito se lleva a cabo en la nada, es decir, en ningún lugar. Cada ubicación específica puede entenderse sólo en el contexto de un campo de sentido, pues no existe un fuera-de. Con su sátira inimitable, Jean Paul señala esta situación en su “Biografía de un perspicaz” (1785): “Todo el tiempo quería escribir libros […] quería escribir uno en el que deseaba demostrar que, aunque los entes posean la existencia, la existencia misma jamás ha existido”.

Un campo de sentido, es por ejemplo nuestra casa, podemos salir de ese cubo y entrar en otro cubo (campo de sentido), el trabajo o el colegio. Deplazarnos a otros cubos (supermercado, mercado, motel para tener sexo con la chikai, una cancha de futbol para gritar ¡ciclón ciclón!). Pero no hay mundo, el hipercubo que contendría todos los campos de sentido.

La reducción ontológica (REDUCCIÓN ONTOLÓGICA: se efectúa una reducción ontológica cuando se descubre que un ámbito de objetos aparente es simplemente un ámbito oral; para decirlo sencillamente, cuando hay simple palabrería en un discurso en apariencia objetivo.) de Borges implica demostrar que su cuento es mera habladuría de un escritor que ha sucumbido a la condición de animal metafísico ((METAFÍSICA: la empresa que consiste en desarrollar una teoría del todo). Esto no es una cosa nueva, urdida por el delirio personal del escritor argento. Ha existido mucho antes. Ya en el siglo XIX, el escritor carioca Machado de Assis, en la novela “Memórias póstumas de Brás Cubas” (1881), imagina un hipercubo (o aleph, en este caso parece tratarse que el lugar privilegiado de visión es la muerte, desde donde el protagonista del título nos narrará su vida). Gabriel nos dice que no solo no existe el mundo, tampoco su contraparte negativa, la nada.

Todo está rodeado por un inmenso vacío como en la novela “La historia interminable” (1979) de Michael Ende, en la que el mundo fantástico infantil, Fantasía, está continuamente amenazado de ser devorado por la nada. Todo se encuentra tan sólo en nuestra fantasía y fuera de ella está la nada que la amenaza. Pero nosotros no podemos tampoco conocer esa nada, cuando devore el recuerdo de nuestra infancia y nuestros sueños, no lo veremos.

Resumiendo, podemos recorrer las provincias ontológicas (PROVINCIA ONTOLÓGICA: una región del todo, que no debe confundirse con el todo) pero nunca ver cara a cara la metrópolis (el todo o mundo). Nuestro lenguaje cotidiano apenas alcanza para conducirnos de verdad a aquello que experimentamos, por lo que poetas como Rilke se han revelado, al final, como los mejores fenomenólogos, como salvadores de fenómenos. En uno de sus “Nuevos poemas” describe la infancia, justo como la ontología de campos de sentido que está orientada hacia la poesía de Rilke en tantos aspectos:

“Sería bueno meditar bastante para

decir algo sobre aquello tan perdido,

sobre aquellas largas tardes de la infancia,

que ya tampoco jamás volvieron. ¿Y por qué?”

El filósofo alemán no menciona al animal metafísico de Borges (sí lo menciona en su conferencia en la UNSAM, donde se dedicó a refutar  a los neurocentristas como Hawking, miembro conspicuo de esa secta que pretende reducir al yo a una parte de su organismo, en este caso el cerebro. Como ya antes otro metafísico llamado Freud intentó reducir al yo a su sexo.)

Quien cita a Borges y su fantasía metafísica “El aleph” (punto desde donde mitológicamente se podría vislumbrar la totalidad del mundo, idem que esa otra habladuría, la del panóptico, que se postula como lugar falaz desde donde se podría alcanzar la vigilancia perfecta) es el filósofo español Íñigo Ongay en una conferencia sobre Markus Gabriel (mayo 2022).

Ver sobre todo a partir del minuto 35:

(1) Íñigo Ongay – La filosofía de Markus Gabriel desde el materialismo filosófico – EFO272 – YouTube

“Desde el grabado de Flammarion hasta el caso más famoso, el de Borges en El aleph (1945), en que el protagonista de ese cuento (cuento que en realidad es una diamorphosis de “La Divina Comedia” de Dante), llamado Borges, homónimo del autor, baja al sótano de una casa en Buenos Aires, de la mano de Carlos Argentino Daneri, trasunto de Virgilio, zaguán que es el infierno, y se encuentra el aleph. ¿Y qué es el aleph? Pues el todo. Ver el mundo como totalidad, le convierte en una especie de nuevo hombre de Flammarion”.

 

fuente. POR QUÉ NO EXISTE EL MUNDO (Título original: WARUM ES DIE WELT NICHT GIBT),  Markus Gabriel,  2016, Editorial Océano de México

 

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