«Hay realidades múltiples, hoy más que nunca, más que en ese pasado, en el que nuestros antepasados intuyeron las posibilidades de representación del mundo a través de la escritura». Por: Derian Passaglia
“Las ruinas circulares” trata de un hombre que quiere soñar un hombre real. Tiene ese deseo, casi como una obsesión. A todo esto, llega a una isla medio desierta, unos indios lo observan entre el follaje. El hombre que quiere soñar un hombre real, después de años, lo logra: sueña un hombre tan real que en su sueño se despierta, cobra conciencia, y se da cuenta de que es un hombre que está siendo soñado por otro. Al final del cuento, el protagonista, el que quería soñar un hombre, reflexiona: “si yo soñé un hombre real, un hombre que despertó en mi sueño, yo también podría ser el sueño del otro”.
El tema del cuento cuestiona la base misma de la realidad a través de una trama ficticia. Esto aparece en los mejores relatos y escritores, clásicos, del siglo XX. Por ejemplo, en Philip Dick, en Kafka y hasta en Proust. La literatura imagina, sospecha, que esta realidad en la que esta estamos inmersos, estas calles que recorremos, este barrio en el que vivimos, este kilo de naranjas que compramos en la verdulería, sea producto de una ficción que construimos. Pero, ¿cómo sería posible eso? Si la calle, el barrio, el kilo de naranja es una realidad. Podemos ver y tocar la naranja, pelarla, comerla, tirar la cáscara a la basura. ¿Cómo es posible que la realidad sea parte de la imaginación?
Hay realidades múltiples, hoy más que nunca, más que en ese pasado, en el que nuestros antepasados intuyeron las posibilidades de representación del mundo a través de la escritura. Ficción y realidad, realidad y ficción… La realidad tiene la forma de la ficción, y a veces se parece tanto, sus límites son tan difusos, que una ficción se convierte en realidad, como le pasó a Lisa con Jeremías Springfield, o a Joe Chip, el protagonista de Ubik, cuando su jefe Glen Runciter le empezó a dejar mensajes en los paquetes de cigarrillos desde el más allá, una vez muerto. ¿Cómo distinguir la ficción de la realidad en un mundo cada vez más ficticio, un mundo donde la realidad es cada día más virtual?
Cuento o parábola, el texto en el que se inspiró Borges para “Las ruinas circulares” muestra las mismas intuiciones que se desprenden, ya no de nuestra imaginación, sino de la realidad. El autor es Zhuangzi, un filósofo de la antigua China que vivió alrededor del siglo IV a. C.:
“Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.”