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domingo, noviembre 24, 2024

Diario de ¿Qué es la literatura?- Parte 20

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¿Serán estos surrealistas los que hoy conocemos como “aliadines”? Falsos progres turbios que algo ocultan. Por: Derian Passaglia

Jueves, 22/09 15:48

Sobre el surrealismo: “se declara revolucionario y tiene de la mano al partido comunista. Es la primera vez desde la Restauración que una escuela literaria apela explícitamente a un movimiento revolucionario organizado”. Parece decir Sartre que los surrealistas no saben nada de política, son contradictorios y construyen una “ficción poética” en sus sueños de una abolición total que no le hace daño a nadie. El lazo entre el surrealismo y el proletariado es abstracto.

Esta es una cosa que a Sartre le obsesiona: ¿cómo llegar con la literatura al proletariado?

Este escritor burgués, el surrealista, no busca un público sino un aliado. ¿Serán estos surrealistas los que hoy conocemos como “aliadines”? Falsos progres turbios que algo ocultan. La palabra público, que Sartre usa permanentemente, también hace ruido. ¿Por qué no lector en vez de público? El público es una entidad cautiva, adormecida, aletargada. Lectores es lo que necesitamos, Jean Paul.

 

Jueves, 29/09 15:31

Los otros días terminé una novela “existencialista”, un clásico argentino: Los siete locos de Roberto Arlt. Erdosain, el protagonista, deambula por la ciudad, camina por las calles de Buenos Aires en los años treinta, pensando en el vacío de significado de la vida, sin un peso, y debiéndole plata a la empresa para la que trabaja… El prólogo de la novela, escrita por la hija del escritor, Mirta Arlt, dice: “Jean Paul Sartre ha trazado las coordenadas del hombre existencial de nuestro tiempo, una especie de prototipo que se perfila a través del ejemplo individual de Genet, y que sería a nuestros días lo que el caballero fue al Medioevo, el mercader al siglo XVII, el conquistador a la España del Renacimiento o el santo a los albores de la cristiandad”.

Mirta Arlt habla de un determinado sujeto ficticio: la construcción de una determinada época, una figura, un personaje que fue hecho a imagen y semejanza de la realidad, delimitado teóricamente por la filosofía de Sartre, pero que se proyecta en novelistas del siglo XX, quizá como el propio Arlt. Se puede preguntar: ¿realmente existió el hombre existencial en la realidad? ¿Fue realmente una manera de sentir el mundo? ¿O fue nada más que una intuición, después de los desastres de la guerra, de que el ser humano sentía el mundo de esa manera? ¿Será que la vestimenta oficial del hombre existencial es sombrero negro y largo sobretodo de gabardina? ¿Zapatos impecables, camisa y corbata?

Sartre, mientras tanto, sigue hablando del surrealismo. Pero lo que dice podría aplicar a esta misma teoría existencial que él mismo desarrolla, como si al hablar del surrealismo, hablara también de sí mismo: “Me doy perfecta cuenta de que el surrealismo, con su aspecto ambiguo de capilla literaria, de corporación espiritual, de iglesia y de sociedad secreta, no es más que uno de los productos de la posguerra”.

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