Paranaländer baraja tres breves y “solitarios” poemas nonsense del poeta alemán Christian Morgenstern (1871-1914), traduciendo al guaraní la historia de la camisa solitaria.
Christian Otto Josef Wolfgang Morgenstern nació en Múnich el 6 de mayo de 1871, hijo del pintor Carl Ernst Morgenstern y su esposa Charlotte, de soltera Schertel. Fue a escuelas de Hamburgo y Breslau (hoy Wrocław, Polonia), donde comenzó a escribir sus primeros versos y textos. En 1892 se matriculó en la Universidad de Breslau y pasó el semestre de verano de 1893 en Munich, donde contrajo tuberculosis. En otoño regresó a Breslau, pero su mala salud le obligó a terminar sus estudios universitarios.
Hasta ese momento se había dedicado a sus propios estudios literarios y, cuando se mudó a Berlín en 1894, comenzó a trabajar como escritor independiente, editor y periodista para periódicos, y publicó su primer volumen de poemas en 1895. En 1903, regresó a Berlín, donde trabajó, entre otros, en Bruno Cassirer Verlag y publicó más poesía. Se casó con Margareta Gosebruch y pasó por muchos tratamientos en varios balnearios, asistiendo a numerosas conferencias de Rudolf Steiner, el fundador de la antroposofía, y estudiando budismo. En 1914 su estado empeoró y el 31 de marzo, Morgenstern murió en Merano, Tirol del Sur (hoy Italia).
La camisa solitaria
Revolotea en el viento,
ratatata, flatatata,
esta es la historia
de la camisa solitaria.
Kamisa ha’eño
Opererë yvytupe
ratatata, flatatata,
ko’a ha’e pe kamisa ha’eño
ñemombe’upy.
La rodilla solitaria
Una vez, en la guerra,
un hombre fue perforado
por delante y por detrás
por las balas;
solo su rodilla quedó intacta
como si fuese un santuario.
Desde entonces, va sola por el mundo;
es una rodilla, nada más;
no es un árbol, no es un toldo,
es una rodilla,
nada más.
La ballena solitaria
Un día, una ballena
sentóse en la arena;
¿por qué hizo tal cosa
cuando solo el agua sublima?
La vaca lunar, candorosa,
me contó en un rosal
que el sabio animal
lo hizo por lo de la rima.