El gobierno de Perú rescató el sábado a más de 400 turistas que estaban varados cerca de Machu Picchu debido a las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte, que arrojan ya 46 muertos y que mantienen en vilo al país.
«Esta tarde se logró el traslado de 418 visitantes nacionales y extranjeros, desde Machu Picchu pueblo hasta la capital del Cusco» por vía férrea, señaló la cartera de Turismo.
El gobierno había anunciado el cierre por «tiempo indefinido» del ingreso a la ciudadela inca alegando motivos de seguridad ante las protestas que piden la renuncia de la presidenta Dina Boluarte.
La decisión se tomó después de que el servicio ferroviario entre Cusco y Machu Picchu (único medio disponible entre ambos puntos) se suspendiera por daños a la vía férrea, presuntamente provocados por manifestantes.
En tanto, centenares de personas volvieron a reunirse en la noche del sábado en el centro de Lima, sobre todo en torno al Congreso, y se generaron nuevos incidentes, aunque de dimensiones menores.
La Unión Europea (UE) alzó su voz sobre la crisis y lamentó «el gran número de víctimas mortales» y llamó al gobierno y a la oposición «a tomar medidas urgentes para restaurar la calma».
Este sábado falleció un manifestante que estaba herido desde el viernes por la represión policial en las protestas en Ilave, en la sureña región de Puno, informó a la agencia AFP Jacinto Ticona, Defensor del Pueblo de esa localidad, quien denunció el «uso desproporcional de la fuerza» de las autoridades.
Imágenes viralizadas en las redes sociales muestran a policías disparando al cuerpo de manifestantes en la plaza principal de Ilave, pequeña ciudad a 3.800 m de altitud cercana al lago Titicaca, en la frontera con Bolivia.