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domingo, noviembre 24, 2024

Diario de ¿Qué es la literatura? Parte 30

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Siguiéndolo a Sartre, sería: la obra de Kafka critica la moral burguesa por medio de una literatura novedosa y vanguardista. Por: Derian Passaglia.

Miércoles, 15/02 10:33

Vamos que faltan un poco menos de 40 páginas. Ya sobre el final, se nota que Sartre va perdiendo el aliento, y que se enreda en cuestiones políticas coyunturales. Pero cada tanto hay alguna frase rescatable: “los mejores tratan de defender todavía, si no sus bienes, que frecuentemente se disipan en humo, por lo menos las verdaderas conquistas burguesas: la universalidad de las leyes, la libertad de expresión, el habeas corpus. Son los que forman nuestro público, nuestro único público. Han comprendido, al leer los viejos libros, que la literatura se colocaba por esencial al lado de las libertades democráticas. Se vuelven hacia ella, le piden que les dé razones de vivir y de esperar, una ideología nueva; nunca tal vez, desde el siglo XVIII, se ha esperado tanto del escritor.”

Kafka es el escritor de las leyes, o sea que al hacer de las leyes un motivo y una forma se mete con el centro mismo de la esencia burguesa, pero de una manera tal que en Kafka resulta solo alusivo. Siguiéndolo a Sartre, sería: la obra de Kafka critica la moral burguesa por medio de una literatura novedosa y vanguardista. Pero a mí no me gusta hablar de crítica, porque supone ya que la literatura debería ser reflejo y representación de la realidad.

Jueves, 16/02 13:26

Finalmente, los sueños húmedos de Sartre: “Nos volvemos hacia la clase obrera, que podría hoy, como lo hizo la burguesía de 1780, constituir para el escritor un público revolucionario. Público virtual todavía, pero singularmente presente. El obrero de 1947 posee una cultura social y profesional, los periódicos técnicos, sindicales y políticos, ha adquirido conciencia de sí mismo y de su posición en el mundo, y tiene muchas cosas que enseñarnos”.

Quizá sea este fragmento el fundamento último de lo que Sartre pretende alcanzar: constituir un público obrero para la literatura desde una concepción burguesa. La idea es hermosa, pero tiene demasiado olor a esa vieja izquierda que en cada comicio electoral no saca más que el 1% de los votos.

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