Paranaländer ha quedado derrumbado ante la temprana muerte del poeta trickster Edgar Pou (1969-2023), figura singular y stirnerianamente única de una escena literaria que buscaba que la nueva y futura poesía paraguaya sea menos kulí, jureka y atiborrada de vyroreis como lo había sido hasta entonces.
Cuando un poeta muere es inevitable recordar el plagueo patético de Nabokov ante la absurda muerte de Pushkin. Hoy, enfrentados ante el hecho irreversible y catastrófico de que el poeta trickster Edgar Pou (1969-2023) ya no volverá a mejorar nuestro entorno -aplastado bajo la égida del sempiterno teko achy- entatachinándolo con sus versos traspasados de alegría, kurundu & deep conmoción, queremos preguntarle again al silencio de Dios: ¿por qué un ser tan creativo e inventivo tiene que ser obliterado por tu mano impura y tu guadaña apodíctica mientras quedan a su horrenda merced la mesnada de los pacha y estériles fastidiando nuestros días?
Sí, hoy que Pou ya no iluminará nuestras jetas sombrías, quedan los atorrantes, los asesinos de los verlorenen, los jukyvosá…los estronista ra’y blanqueados con su estatus de anti estronistas y de empresarios cool con los bienes embolsados por sus padres, quedan los impotentes, los pomposos, los buenosparanada, los goodfellas de la medianía, los tembó-helado, los cacodemones de siempre…
“Siempre había escuchado hablar de él, en distintas ocasiones, en boca de poetas, que llegaban al local de Eloísa Cartonera, en Buenos Aires. En los años 2004/5/6 se hablaba de Canese, Bogado, Diegues, Meza… y Pou. Años del trabajo editorial artesanal en defensa de la edición independiente y el trabajo genuino solidario, y en contra de la usurpación de las conquistas populares por las formas neoliberales que todavía continúan desarmando el tejido popular y la democracia latinoamericana. Ahí se paraba Edgar, con su literatura insurrecta y desprolija, atolondrada por momentos, desacralizante y de la gente común. Extrañaremos a Edgar como se extraña a los solidarios con el dolor del pueblo guaraní. Mi acompañamiento en el dolor, para su compañera y sus hijos”.
Así lo recuerda el poeta y agitador cultural argentino Ricardo Piña hoy vía wasapo.
En Hiedra Magazine (Bloomington, Indiana, USA, 2014), Pou ya había definido su credo: “Ha decidido ficar neste zugzwang de la alegría hasta que llegue el big despertar, ese ara cuando esta lux michimi de nuestro korazon seja inmensa poräite”.
Edgar, como dice un personaje de “Para una tumba sin nombre” (Onetti), te lo debía bro, che kape teete. Te debía el siguiente texto elaborado a partir de tu infatigable personalidad interpelante. Sé que es una intentona quizás aún inmadura. Sé que te hubiera gustado que te lo hubiera leído en persona. Te lo debía y aquí está, hoy que vos has vuelto definitivamente al big despertar, al barrio de la infancia dromomaníaca iluminado ya con la lux poräite de tu korazon.
“Hoy H. estaba más delirante que nunca. Es decir, desde la perspectiva materialista pura, meramente más hambriento. interpretación política de sus ideas. Obviamente, aclaró que él era una sombra entre las sombras, nada más. El esquema que esbozó era algo así como lo que sigue: En el principio era el Estado, Idea de las ideas, el Uno, el Agathón, el luminoso paradigma de lo bueno, bello y verdadero. Especie de abeja reina que habita el empíreo de la eternidad segregando la miel seminal de las ideas sobre los tenebrosos reinos sublunares, tierra que padecería de esterilidad endémica sin aquella intervención de la actividad divina, matemática o demiúrgica. El mundo sublunar y ensombrecido dejaría de estarlo cuando se convirtiera en el espejo en el que se reflejara el Estado, poblado por las abejas-obreras y los zánganos reproductores, acondicionados por una disciplina teleológica única y donde la sumisión a ese fin fuera su Naturaleza y su Ley. Obedecer es ser, en otras palabras. La caterva y el mare magnum de los empleados públicos, sobones, alabarderos, adulones, sicofantes, soplones, narices frías, plantas peludas, hurreros, camandúes, mataperros, ministros y generales, se alimenta y se nutre al mismo tiempo en esta intersucción osmótica llamada “estado civil”. Aquella miel de la idealidad se ha actualizado y materializado en la res publica en forma de sinecuras, coimas, prorrateo de tortas, defaults, lucro indebido, desequilibrio solapado del haber y del tener, nepotismos, bicicleteos, privatización de lo público, sexualización de la milicia, etc.
El mundo de los simulacros, según la ortodoxia platónica, la sombra de las sombras, como sabemos, no tiene más realidad que la meramente negativa de consistir en la zona espectral de los extramuros de la polis o ciudad, en el exilio de la miel del Estado. Vemos errar por sus peladas tierras a los ya míticos poetas y artistas y agremiados, iconoclastas de la Idea, espejos deformantes y falsificadores de la República, cenobitas y ermitaños del desierto plagado de fatamorganas y alucinaciones subversivas. En realidad, estos artistas, la mayoría de los cuales se muestran demasiado nostálgicos de la flava sustancia, han pedido residencia permanente o temporal, han depuesto la fidelidad a su daimon satánico y han terminado haciendo sillas y cucharas, loas al jefe, esculturas de perritos, etc.
Unos pocos, que persistieron en su tendencia anticelestial, terminaron como libelistas y corifantes de los opositores. Estos últimos, los más peligrosos de entre todos los que vagan en medio de los simulacros, y entre los cuales tampoco hay consenso, lo que demuestra que sus diferencias con el Estado son simples manifestaciones de resentimiento, sostienen que la miel es falsa, o bien que es perecedera; algunos otros predican también acerca de su discontinuidad, pero H. no conoce ninguna herejía sectaria que hable explícitamente de su inexistencia, y sólo sabe de un grupúsculo caraíta, que no es en realidad sino una pandilla de vagabundos, parásitos y muertos de hambre, que habla de otra miel, que manaría de la tierra estéril misma. Un absurdum para los sacerdotes oficiales.
de la novela inédita “Los bichos han piädo”, Cristino Bogado, 2003 (a ser editada en 2024)