En una vuelta inesperada de los acontecimientos, Sergio Massa parece estar al borde de la presidencia argentina, superando a fuertes contendientes. En medio de la crisis económica y una sociedad expectante, El Trueno analiza cómo el ministro de Economía de un país con más del 100% de inflación logró «darla vuelta» y qué podemos esperar para la segunda vuelta.
El 29 de septiembre, El Trueno adelantaba, contra todos los pronósticos, que Sergio Massa podría ganar las elecciones del 22 de octubre en Argentina y así fue: con 37% de la preferencia, logró incrementar su caudal electoral en 15 puntos respecto de las PASO del 13 de agosto.
Sergio Massa es el actual ministro de Economía de Argentina, un país que está atravesando fuertes desafíos económicos, por la suba casi diaria de los precios, la falta de reservas en el Banco Central y la enorme deuda que tiene que pagar al FMI. Pese a este contexto, Massa esperaba sacar buen porcentaje de votos en las elecciones PASO, lo que no sucedió: si bien él personalmente fue el segundo candidato más votado (21%), su espacio político quedó tercero (27%) y la performance en general fue peor de lo esperado.
Quien llegaba mejor a las generales, supuestamente, era Javier Milei, el polémico candidato de La Libertad Avanza. Milei había ganado las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), superando todos los pronósticos electorales del momento. Esto lo catapultó a un lugar de alto protagonismo y le dio muchísimo ímpetu para encarar el partido del 22 de octubre. Sin embargo, desde ese momento, se empezó a percibir, en la prensa y en la sociedad argentina, creciente incomodidad con sus propuestas extravagantes y las declaraciones de sus candidatos a legisladores.
La tercera candidata con ciertas chances de ganar era Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, el espacio liderado por Mauricio Macri. Si bien Bullrich le ganó cómodamente las internas de su partido a Horacio Rodríguez Larreta, nada menos que el jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la primaria del espacio fundado por Macri fue la llave para que Sergio Massa sea, muy probablemente, el próximo presidente de la República Argentina.
¿Qué pasó el 13 de agosto?
Las elecciones PASO son muy particulares: son internas partidarias, pero, al ser abiertas y obligatorias, también sirven como una gran encuesta nacional.
El espacio político del oficialismo, conocido actualmente como Unión por la Patria (UxP), reúne a la mayoría de los grandes dirigentes del peronismo federal, incluyendo al kirchnerismo. UxP fue a las PASO con una interna “testimonial”. Sergio Massa -actual ministro de Economía argentino, uno de los fundadores de la alianza “Frente de Todos “, que llevó al poder a Alberto Fernández en 2019- se enfrentó a Juan Grabois, quizás el dirigente más importante de la “economía popular”, grupos de expiqueteros que laboralmente dependen de subsidios estatales. Se trató de una justa testimonial porque Massa es, después de Cristina Fernández de Kirchner, el dirigente peronista más importante. Era cantado que ganaría.
En el caso de Javier Milei, él fue el único candidato de su partido, La Libertad Avanza (LLA).
Pero la atención se la llevó la interna de Juntos por el Cambio (JxC). Este espacio reúne al partido Pro, de Mauricio Macri, con la Unión Cívica Radical (UCR), partido centenario y tradicional de la Argentina. Gracias a esta alianza, Macri logró la presidencia en 2015. El apoyo de los radicales fue clave, porque el Pro tiene figuras muy atractivas electoralmente, pero carece de estructura federal, como sí posee la UCR. Como en todas las alianzas, en Juntos por el Cambio siempre hubo rispideces.
Lo cierto es que Argentina vive una profunda crisis y los argentinos coinciden en que el gobierno de Alberto Fernández fue malo. Por este motivo, se descontaba que el próximo presidente provendría de JxC y que, específicamente, sería Horacio Rodríguez Larreta, por haber sido el único candidato que pudo retener su jurisdicción en 2019, cuando Macri y María Eugenia Vidal perdieron en la nación y la Provincia de Buenos Aires, respectivamente. Sin embargo, Patricia Bullrich, exministra de Seguridad del macrismo, decidió enfrentarlo.
No parecía una competencia difícil para Larreta, quien, astutamente, arregló con los radicales para que lo apoyen. A cambio, entregó su apoyo a la candidatura a jefe de Gobierno de Martín Lousteau, un radical. Esta jugada molestó por demasía a Mauricio Macri, quien tenía la intención de ubicar a su primo, Jorge Macri, como intendente de la capital, en lo que es considerado el bastión del Pro y una joya que Macri no quería entregarle a la UCR. Después de esto, la guerra entre Macri y Larreta se desenvolvió durante toda la campaña para las PASO. Mauricio, obviamente, apoyó a Patricia Bullrich, aunque no escatimaba elogios para Javier Milei, con quien afirmaba tener profundas coincidencias económicas e ideológicas.
El desenlace de esto fue la victoria contundente de Patricia Bullrich, quien aplastó a Larreta en las PASO. Si bien JxC fue el segundo espacio más votado después de LLA, lo cierto es que después del 13 de agosto nadie creía probable que la candidata de Macri pudiera siquiera pelear por llegar al ballotage.
Lo que sucedió fue que Bullrich tuvo una victoria pírrica. Logró ganar la interna de Juntos por el Cambio, pero no era una buena candidata para las generales: su posicionamiento político era similar al de Milei (centro derecha) y su líder, mostraba igual de entusiasmo por ella que por el “León”. Lo que es peor, Horacio Rodríguez Larreta, amigo íntimo de Sergio Massa, y los radicales que con él se alinearon empezaron a ver más estratégico un triunfo de Massa -un político profesional, quien en repetidas situaciones afirmó que él suyo será un “gobierno de unidad”– que un triunfo de Patricia, quien sin dudas se recostaría en el apoyo de Macri si llegara a presidenta, dando poco lugar a los radicales, tal como sucedió en la administración de 2015-2019.
El 22 de octubre, Massa “la dio vuelta” y le ganó a Milei, quien no logró aumentar significativamente su caudal de votos, por casi 7 puntos, quedando solo a 3 puntos de ganar en primera vuelta. Algunos análisis de comportamiento de mesas electorales de la Provincia de Buenos Aires muestran que, en urnas donde había ganado el espacio JxC en las PASO, el domingo pasado ganó UxP.
¿Qué va a pasar el 19 de noviembre?
Todo está dado para que Sergio Massa logre ganar la segunda vuelta y sea el próximo presidente de Argentina. Nadie tiene la bola de cristal y podría resultar de otra manera, pero las chances son mínimas.
El ballotage es un partido donde cada candidato tiene que logran convencer a las fuerzas que perdieron. Los perdedores el 22 de octubre fueron: Patricia Bullrich (JxC), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País- peronismo cordobés) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de los Trabajadores).
Por una cuestión de afinidad, es probable que la izquierda vote por Massa; por las mismas razones, es probable que gran parte de los votos de Schiaretti, que provienen de Córdoba, vayan a Milei, dado que Córdoba es el bastión del antikirchnerismo.
Ahora bien, el botín más disputado son los votos de Juntos por el Cambio, que representan el 24% del electorado. Aquí está el quid de la cuestión: esos votos son tanto del Pro como de la UCR, así como electores independientes. Evidentemente, el Pro va a inclinarse por Milei, eso ya lo anticipó Macri cuando confesó su identidad ideológica con el “León” y también lo anticipó el propio candidato libertario, hace ya meses, cuando afirmó que Macri tendría un lugar importante en su eventual gobierno. Es más, circulan versiones de que el gobierno de LLA estaría compuesto por varios de los ministros del gobierno de Macri. En el mismo sentido, Milei -quien había catalogado a Bullrich de “asesina de bebés”, por su pasado montonero- el lunes 23 sostuvo que le propondría a Patria ser ministra de Seguridad.
Es por el lado de la UCR que se le complica el panorama a Milei. La UCR es uno de los partidos más antiguos, y es el primer partido popular de masas de la Argentina. Muchos de sus militantes son cuarta o quinta generación de radicales, igual que lo que sucede aquí en Paraguay con las familias coloradas o liberales. A estas personas, que conforman el ala más “romántica” del radicalismo, el hecho de que Milei haya tenido palabras degradantes hacia Raúl Alfonsín (primer presidente luego de la dictadura militar, en 1983, considerado un prócer del radicalismo) pone un límite inquebrantable.
Además, la ideología libertaria es completamente contraria a los principios de la Unión Cívica Radical: ideas como la dolarización, la venta libre de órganos, de bebés y el proyecto de ley para desligar a los padres de su responsabilidad parental (todas salidas de boca de Milei o de candidatos de su espacio) ahuyentan a los electores del partido de Hipólito Yrigoyen.
Por otro lado, están los radicales más pragmáticos, quienes ven en Massa una persona mucho más abierta para cogobernar que Milei y que Macri, de quien ya saben que no pueden esperar mucho, porque entre 2015 y 2019 su comportamiento fue bastante avaro respecto a cederles lugares de relevancia política. Si bien Larreta no es radical (originariamente era peronista), él se ubica entre estos, alineando detrás de él a toda la estructura que había logrado organizar para las internas.
Ya dirigentes importantes de ese partido, como Facundo Suárez Lastra o la vicepresidenta María Luisa Storani, adelantaron explícitamente que no apoyarán a Milei. Es probable que, entre mañana y pasado, la UCR emita un comunicado anunciando su decisión de respaldar a Massa o, más recatadamente, que no apoyan la candidatura de LLA. Los radicales son muchos, y están por todo el país.
Si a esto se le suma la percepción que existe en Argentina de que la suerte ya está echada -periodistas antikirchneristas como Marcelo Longobardi adelantan que Massa va a arrasar en las urnas- y el hecho de que Javier Milei, dice la prensa, se encuentra desorientado por el mal resultado del domingo (él creía que tenía posibilidades de ganar en primera vuelta) y sus militantes se pelean por las redes entre ellos, no hace falta agregar mucho más.
Hay peronismo para rato.
Foto: BBC