Los franceses buscan terminar con la cultura del despilfarro y la mala utilización de recursos. Prohibirán por ley que las empresas y marcas destruyan los productos que no logren vender. Se calcula que cada año, más de 600 millones de euros bajo la forma de mercancías no alimentarias son destruidas cada año en dicho país.
El primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció el 4 de junio que presentará un proyecto de ley para que a partir del año 2023 se multe gravemente a las empresas que destruyan los productos que no logren vender, como vestimentas, electrodomésticos o elementos de limpieza. Los ítems no vendidos deberán ser donados o reciclados.
El proyecto de ley para prohibir el despilfarro de productos se enmarca en lo que se llama la «economía circular», es decir el aprovechamiento de recursos en lugar de su destrucción o desecho.
Según informa el diario Le Figaro, más de 650 millones de euros son desperdiciados cada año, cuando se eliminan productos que no pudieron ser vendidos. Así, este proyecto de ley busca acompañar a las empresas en la gestión de estos sobrantes, de manera tal que no tengan que verse obligados a incinerarlos.
La práctica que de la quema y destrucción de los productos no vendidos es muy importante en Francia, donde la industria del lujo es una de las fuentes que más ingresos genera en el sector textil. Las marcas de lujo suelen eliminar los productos sobrantes en lugar de venderlos a bajo precio durante la temporada de liquidaciones o en outlets. Por ejemplo, la marca Burberry destruyó bienes por un valor de 30 millones de euros en 2017.
Este proyecto de ley viene a completar a otra de 2016, en la cual se prohibió a los supermercados deshacerse de alimentos no perecederos invendidos, y que fue extendida también a los restaurantes.
De esta manera, Francia se pone a la vanguardia en lo que aprovechamiento de recursos respecta, buscando proteger el medioambiente, la economía y, además, permitiendo la reasignación de bienes hacia los más desfavorecidos.
