El mandato de Luis Almagro al frente de la OEA está llegando a su final en la que será su última Asamblea General como máxima autoridad. El canciller nacional, Rubén Ramírez, suena fuerte como su posible sucesor.
En esta 54 Asamblea General de la OEA, todas las miradas están puestas en Luis Almagro, excanciller uruguayo y actual titular del organismo supranacional quien podría continuar su vida en Washington tras su mandato. Bajo el lema “Integración y seguridad para el desarrollo sostenible de la región”, Almagro comandará la apertura de las sesiones junto al canciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano, en presencia de delegaciones de observadores internacionales de todo el mundo.
El cierre de esta sesión también recaerá en Ramírez Lezcano. El ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, persona de máxima confianza del presidente Santiago Peña, podría ser propuesto para suceder a Almagro en la OEA, según informó Infobae.
De acuerdo al medio argentino, Peña ya habría informado al presidente brasileño Lula da Silva sobre esta candidatura, obteniendo su respaldo. Ramírez Lezcano ha iniciado conversaciones con México, Colombia y Panamá, sumando apoyos cruciales para su posible liderazgo continental.
Ramírez Lezcano tiene una extensa trayectoria en diplomacia, habiendo sido dos veces ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay y desempeñado roles importantes en la Corporación Andina de Fomento (CAF) y la OEA. Su visión incluye la modernización de la OEA y un enfoque en el diálogo regional, abordando temas críticos como la seguridad y el crimen organizado transnacional.
Un cambio profundo en la organización podría estar en el horizonte con Ramírez Lezcano, quien busca fortalecer el diálogo y la cooperación en la región. Su propuesta de reabrir la embajada de Paraguay en Caracas, aunque controversial, ejemplifica su enfoque de facilitación del diálogo entre la oposición y la dictadura. Además, su firme posición en apoyo a Israel y Ucrania destaca su compromiso con la paz y la seguridad global.
El vínculo de Paraguay con Taiwán también refuerza su posición geopolítica, permitiéndole ser un interlocutor relevante en el Indo-Pacífico, valorado por Japón, Corea del Sur y Washington. La influencia de China en la región podría ser un desafío, pero por ahora no representa una preocupación inmediata.