Aún convaleciente, el papa Francisco apareció en silla de ruedas en la bendición Urbi et Orbi desde el Vaticano. Delegó la lectura de su mensaje pascual, en el que clamó por la paz en Tierra Santa, el fin de la carrera armamentista y la liberación de los rehenes en Gaza.
El papa Francisco, todavía en recuperación por una infección respiratoria, se presentó este domingo en silla de ruedas en el balcón de la basílica de San Pedro para impartir la tradicional bendición Urbi et Orbi tras la misa del Domingo de Resurrección. Aunque no leyó personalmente el mensaje pascual, delegó la tarea al maestro de ceremonias Diego Ravelli, y dirigió un breve saludo con voz débil: “Feliz Pascua”, ante miles de fieles congregados.
En su mensaje, Francisco hizo un llamado urgente a favor de la paz en el mundo, con especial énfasis en la situación en Medio Oriente. “Me siento cercano al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel, así como a todo el pueblo israelí y a todo el pueblo palestino”, escribió el pontífice. Exhortó a que en Gaza “cese el fuego, se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente, que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz”.
El Papa también pidió que se frene “la carrera al rearme”, insistiendo en la necesidad de un compromiso global con la paz. “Quisiera que volviéramos a creer que la paz es posible”, expresó en su mensaje. Destacó como un signo de esperanza que este año la Pascua será celebrada el mismo día por católicos y ortodoxos en Jerusalén, en la Iglesia del Santo Sepulcro, y deseó que “desde allí se irradie la luz de la paz sobre toda Tierra Santa y sobre el mundo entero”.
A pesar de su estado de salud, Francisco quiso estar presente en esta fecha central del calendario cristiano, reafirmando su compromiso con los más vulnerables y con la paz en regiones marcadas por el conflicto.
