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viernes, noviembre 22, 2024

Japón: ancianos roban para ir a la cárcel y salir de la pobreza y la soledad

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La soledad es una epidemia que atraviesa a la sociedad japonesa y los ancianos son quienes más la padecen. Esto, sumado al alto costo de vida y las bajas jubilaciones hacen que los mayores de 60 busquen una salida insólita: ir presos para tener un techo y compañía asegurada. Las contradicciones de uno de los países más desarrollados del mundo y con la esperanza de vida más alta.

Japón es uno de los países con la esperanza de vida más alta (86 años) y con una población envejecida: casi el 30% tiene más de 65 años. La mayoría de los jóvenes no quiere tener hijos, porque el nivel de vida es muy alto y el mercado laboral muy competitivo. Además, existe una cultura muy individualista.

Esto genera que haya una epidemia de soledad. Tal es así que allí se pueden alquilar amigos por hora. El problema es grave al punto que Japón tiene una de las tasas más altas de suicidio del mundo y casi la mitad de los suicidas tiene más de 60 años.

El sector de la tercera edad es el que más sufre en Japón: alejados del mercado laboral, algunos ancianos no tienen familia o no tienen contacto con ella y pasan meses sin hablar con nadie. Además, sus bajas jubilaciones (560 dólares cuando la canasta básica de gastos es de 690 dólares) impide que vivan una vida tranquila.

Por eso, muchas personas mayores japonesas encontraron una solución: ir a la cárcel. Así, se aseguran un techo y tener con quién conversar diariamente. El código penal de ese país es muy duro y eso les juega a favor: por robar un sandwich de US$ 1,50 la pena es de hasta dos años de prisión, y si reinciden, de cinco.

Los ancianos hacen robos pequeños de manera alevosa, para poder ser atrapados. Y cuando recobran la libertad, vuelven a robar. El 75% de los mayores encarcelados afirmó no tener lazos familiares. La práctica se volvió tan común que se calcula que el 25% de los delitos son cometidos por personas mayores a 60 años.

Según informa Clarín, los ancianos encarcelados afirman sentirse más felices en prisión que en libertad. Muchas cárceles ya parecen geriátricos y el Estado tuvo que empezar a dar cursos al personal carcelario. Según el Ministerio de justicia de Japón, 1500 ancianos han cometido hasta 6 robos para no dejar de estar presos.

Imagen de portada: Voz libre

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