El Papa emitió un mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, del próximo 1 de enero. Afirmó que los conflictos se nutren “del miedo al otro y la diferencia vista como un obstáculo”.
Reflexionando sobre el valor de la paz, el papa destacó: “Sabemos que la guerra a menudo comienza por la intolerancia a la diversidad del otro, lo que fomenta el deseo de posesión y la voluntad de dominio. Nace en el corazón del hombre por el egoísmo y la soberbia, por el odio que instiga a destruir, a encerrar al otro en una imagen negativa, a excluirlo y eliminarlo”.
Y añadió: “La guerra se nutre de la perversión de las relaciones, de las ambiciones hegemónicas, de los abusos de poder, del miedo al otro y la diferencia vista como un obstáculo; y al mismo tiempo alimenta todo esto”.
Asimismo, recordó su reciente viaje al Japón, donde mantuvo sendos encuentros con víctimas de las explosiones atómicas sobre Hirshima y Nagasaki, al final de la II Guerra Mundial.
Al respecto mencionó: “Es paradójico, como señalé durante el reciente viaje a Japón, que «nuestro mundo vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza, que termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo.
“La paz y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total; sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana de hoy y de mañana”.