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lunes, abril 29, 2024

La estructura narrativa del sueño. Inventamos para despertar

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En su columna diaria Paranaländer escribe hoy sobre el sueño, no como hecho simplemente fisiológico, sino como un mundo complejo, provisto de su propia lógica, símbolos e imágenes.

Los padres mataco no solo confieren un nombre a sus niños, a los 2 o 3 años, según algún objeto o animal con el cual han soñado, sino que hasta los nombran con palabras y frases inconexas pronunciadas por algún personaje del sueño (Etnografía del Chaco, Alfred Métraux)

Cada uno de los sucesos desafortunados del llamado sueño feo, o sueño intenso, incluso pesadilla, es la alegoría del malestar que sufre el cuerpo que está soñando, tiene el brazo aplastado seguramente, y jugando la lógica de la causalidad onírica, acumulará aventuras tras otras, desagradables dentro de la estricta cadena de eventos, hasta recurrir a una escena crucial sin quebrar el hilo discursivo abruptamente, obvio, apenas intensificando la premura, la desesperación, por ejemplo, esto siempre funciona, el personaje de repente recibe un tiro, lo suficientemente impactante para que el soñador por fin salte fuera del sueño…

 Inventamos para despertar

El punctum en que el afuera se relaciona con el hilo discursivo del sueño es ese disparo cuando el brazo ya no resiste el aplastamiento, al colocarse en una posición incómoda por demasiado tiempo, o cuando la vejiga ya no puede seguir resistiendo sin eliminar la abundante orina mañanera post-resaca…

El cuerpo habla en imágenes de sueño.

La escritura también es así: una auto-escucha constante, una auto-narración sin fin…

El lector es ese Nadie que intenta cortar, intervenir, en esa fluidez auto-regulada de cuerpo y espíritu, el espíritu atravesando cuerpos, el cuerpo reverberando espíritus como auras sobre las cabezas.

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