Las denominadas “listas sabanas” parecen tener los días contados en Paraguay. Propios y extraños están de acuerdo con una reforma del sistema electoral. Esta situación bloquea un necesario debate, que debería ser amplio y plural.
La derogación de las denominadas “listas sabanas” es un tema que genera una suerte de consenso unánime. Algo que nadie se animaría a discutir, porque hoy por hoy hacerlo garantiza el ostracismo, sitúa a cualquiera en el lugar de la indecencia y la corrupción. Esta situación nefasta bloquea de antemano todo debate, que debería ser amplio y plural, puesto que está en juego la manera de estructurar la representación política.
En lugar de eso, lo que existe es una rienda suelta de ilusiones en torno a una reforma electoral que, según los grandes “formadores de opinión”, será la solución definitiva de todos los problemas de nuestra democracia.
Con el objetivo de contribuir mínimamente a una discusión que se muestra cada vez más difícil, trataremos al menos de contestar las preguntas más frecuentes que surgen sobre el tema.
En caso de derogar las “listas sabanas”, ¿qué sistema electoral adoptaremos?
La propuesta de Paraguayo Cubas
El 25 de este mes, se estudiarán en el Senado dos proyectos. Existen otros, pero son dos los que tienen moción de preferencia; fueron presentados por la bancada del Partido Patria Querida y por el Senador Paraguayo Cubas, respectivamente.
El proyecto presentado por el Senador Paraguayo Cubas, establece que los legisladores “…serán electos directamente por medio de listas abiertas donde el elector podrá modificar el orden de ubicación de todos o de cualquier candidato…”.
Solamente eso. No hay ninguna referencia al modo de votación, a qué tipo de “listas abiertas”, si la ley implica o no la eliminación de las listas de partidos y movimientos para pasar a ser una votación nominal. Tampoco se aclara si cuando habla de “modificar el orden de todos o cualquier candidato” se hace en referencia a una lista en la que exista «voto preferencial» y se pueda asignar, al mismo tiempo, en cada papeleta la ubicación de cada integrante de la lista, del 1 al 45 en el caso de votación para el Senado.
La propuesta de Paraguayo Cubas es realmente inentendible: para ser generosos, podríamos tildarla de incompleta. Aunque si fuéramos rigurosos, deberíamos decir que no es más que un mamarracho, redactado luego de alguna resaca de fin de semana largo, en el marco de una mediocre y opaca demagogia.
Pero hagamos de cuenta que cuando habla de “listas abiertas” se refiere a un sistema de votación nominal (por llamarlo de algún modo), en el que cada elector vota directamente a una persona. Finalmente los 45 senadores serían, por ejemplo, los 45 más votados.
El problema va radicar en la colisión de este experimiento electoral con nuestra Constitución Nacional, que en su artículo 118 “del Sufragio” hace mención que el mismo es “… la base del régimen democrático y representativo. Se funda en el voto universal, libre, directo, igual y secreto; en el escrutinio público y fiscalizado, y en el sistema de representación proporcional.”
Así, en nuestra Constitución, el sufragio descansa sobre el sistema de representación proporcional: por eso no pueden existir listas uninominales, porque en ese caso no habría proporcionalidad, no habría escaños que distribuir en proporción a cantidad de votos. Tampoco este proyecto hace mención a las internas partidarias y existen otros vacíos que la hacen a primera vista inaplicable.
La propuesta de Patria Querida
Siguiendo con la pregunta acerca del sistema electoral que adoptaremos, surge la propuesta de Patria Querida: Listas Cerradas, desbloqueadas y de representación proporcional.
¿Cómo funciona esto? Este sistema también es conocido como «voto preferencial», en el cual el elector puede optar por un candidato en particular de la lista, dándole su voto preferente.
En la práctica se aplicaría numerando a cada uno de los 45 miembros de la lista (siempre que sea para el Senado). El votante tiene la opción de votar de dos formas, con una cruz directamente en el recuadro de la lista de su preferencia, aceptando el orden propuesto por el partido, o sino en el recuadro de lista de su preferencia, poniendo el numero que corresponde a un candidato en especifico (el que más le guste de los 45 en la lista de su partido).
En ambos casos, el voto va para el partido, con la diferencia de que el elector puede beneficiar al candidato que más le gusta, aunque éste no esté en la cabeza de la lista.
Por ejemplo: la lista X obtuvo 300.000 votos, que le da derecho a ocupar 10 escaños en el senado (hasta ahí nada cambia del sistema actual).Pero para saber quiénes serán los 10 futuros congresistas, se tendrán en cuenta los votos preferenciales que hayan obtenido, de manera a confeccionar la lista.
Hay que señalar, también, que aquellos votos que no decidan un candidato preferencial votarán la lista de Senadores con el orden que le asignó el partido, y se entiende que así terminarán beneficiando a la cabeza de lista y a aquellos candidatos que se ubiquen en los primeros lugares.
Independientemente al proyecto que sea votado en el senado, ¿qué problemas puede acarrear el desbloqueo de listas?
Personalización y espectacularización de la política
En primer lugar, dentro de los propios partidos políticos o movimientos, se genera un cuadro casi fratricida, es decir de entrenamientos de todos contra todos, ya que los candidatos no harán campañas unificadas por sus partidos o movimientos, sino que buscarán diferenciarse entre sí, para logran obtener el voto preferencial.
¿Qué tiene de malo eso? se preguntarán algunos. En principio nada, salvo que creamos que la democracia debe basarse en partidos programáticos, que busquen representar proyectos colectivos y no simplemente consista en una carrera de personalismos, como es el escenario que se avisora con el desbloqueo.
El sistema de voto preferencial desincentiva la existencia de proyectos políticos unificados. Alienta el voto personalizado en detrimento de plataformas colectivas. Es un mecanismo que va a llevar a la despolitización de la sociedad a un nivel más agudo, haciendo de la competencia democrática un duelo de múltiples individualidades, cuyo único requisito será tener mucho dinero para financiar campañas cada vez más costosas.
El voto personalizado acarrea diversos problemas. En Brasil por ejemplo, el recurso de utilizar personajes famosos para conseguir votos es extremo: los denominaron “Puxadores de votos”.
El caso más popular es el del Payaso Tiririca, que llego a obtener más de 3 millones de votos para ser Diputado en el Estado de Rio de Janeiro, metiendo detrás de él a varios más. Esa práctica será recurrente, porque es conveniente usar una figura de alta popularidad, que termine estirando los votos también para la lista.
El debate político, que ya es débil en Paraguay, se terminará reduciendo enteramente a un espectáculo, donde lo único que contará es la capacidad de entretener, desterrando cualquier incentivo a la argumentación y a la discusión pública.
Dificultad para controlar el financiamiento de las campañas
Otro aspecto negativo del “desbloqueo” es el débil control del financiamiento político. Desde el momento en que cada candidato es una campaña en sí misma, es claro que el que más recursos y estructura tenga va tener mayor ventaja frente a los demás: en publicidad, en medios de prensa, hasta en las mismas redes sociales.
El voto preferencial además no es ninguna garantía de que vaya a terminar la venta de voluntades, la venta de cédulas, etc. Al contrario, existen grandes posibilidades de que estas prácticas se acrecienten, dado que la competencia ya no será solo entre partidos, sino entre todos los candidatos contra todos los demás que pelean por un mismo espacio de representación. En un país con graves desigualdades sociales, los recursos que cada candidato deberá movilizar para instalarse electoralmente solo multiplicarán la compra de votos.
Complicaciones operativas
También, hay que resaltar que el voto se hace más difícil al elector. Más importante que eso, el escrutinio se torna más complicado. El conteo de los votos en las mesas es el aspecto más tortuoso de todas las elecciones, lo sabe todo aquel que haya sido miembro de mesa, veedor o apoderado. Es el lugar donde más errores se cometen, esto incluye la mala redacción de las actas y por qué no, otro tipo de argucias.
Hay que mencionar que el proyecto de Patria Querida incluye la votación mediante urnas electrónicas, cuyo uso está en revisión en todos los países donde se la utiliza, por no ser fiable (puede haber hackeos). Sin embargo, a contramano del mundo, se propone su uso en Paraguay como si se tratara del último gran avance de la humanidad.
Y por último, ¿va mejorar la calidad de representación parlamentaria si se cambia la forma de las elecciones?
Es difícil hacer futurología, pero es claro que el tipo de listas no son el problema, y ejemplos de eso hay muchos. El cuestionado político liberal del Este del país, Carlos Portillo, pudo renovar sin problemas su banca de diputado, y esto no fue gracias a las “listas sabanas” . Él mismo encabezó su propia lista y no puede decirse que se haya escondido detrás de nadie para ser parte de la lista oficial de su partido.
Más ejemplos. El mismo Juan Carlos Galaverna, siempre blanco de muchas críticas, en las elecciones anteriores encabezó un movimiento interno propio que lo sentó nuevamente en la Cámara de Senadores.
Las famosas “listas sabanas” como supuesto mal del sistema político paraguayo, no son más que el chivo expiatorio de nuestra realidad nacional. Sirve para no reflexionar sobre los verdaderos problemas de nuestra democracia: la falta de control del financiamiento político, la falta de publicidad garantizada para todas las fuerzas políticas en tiempos electorales, la ausencia de transporte gratuito para todos los ciudadanos en día de elecciones, las dificultades que tienen los movimientos y partidos pequeños para controlar el proceso eleccionario y muchos más.
Ninguno de estos problemas que realmente distorsionan la lucha política será resuelto por el “desbloqueo”, la mayoría solo serán agravados.