Tras una publicación del El Trueno, donde se informaba de las denuncias por acoso que pesan sobre el Dr. Aníbal Filártiga, muchos usuarios de Facebook aprovecharon la ocasión para exponer otras situaciones de abuso de poder y acoso sexual que habrían sido protagonizadas por el médico.
Hace casi una semana, El Trueno publicaba que el «prestigioso» médico Aníbal Filártiga tiene un oscuro historial de denuncias por acoso sexual. La lluvia de comentarios que despertó esta publicación pone de manifiesto que es una figura muy controversial.
Por una parte, muchos seguidores del Trueno destacaron su calidad como profesional de la salud, cuestión que este medio nunca puso en duda. Al mismo tiempo, muchos otros recuerdan experiencias nefastas, que darían cuenta de la personalidad despótica y de posibles tendencias de depredador sexual que tendría el ex director del Hospital del Trauma.
En este sentido, los comentarios hablan no sólo de su pasado en el Hospital del Trauma o en Emergencias Médicas, sino también de su paso por la Embajada de Paraguay en Francia o de su rol de profesor en la Universidad.
Las respuestas a la publicación de la semana pasada exponen que Filártiga cometió abuso de poder frente a subordinadas o subordinados, amenazas invocando -de manera falsa o verdadera- su amistad con el ex presidente Horacio Cartes, tratos indignos a diplomáticas cuando era Embajador.
Los comentarios más fuertes hablan de traslados forzados a otros hospitales a médicas o enfermeras que se rehusaban a mantener relaciones sexuales con él, reparto de cargos a quienes aceptaban satisfacer sus más bajos instintos, tráfico de notas y evaluaciones a cambio de cumplir sus deseos.
Si todo esto es cierto se revelaría la cara más escalofriante de este personaje, así como una personalidad tiránica que parece carecer de límites.
Muchas personas lo defendieron, pues creen que no es posible ser un destacado profesional y al mismo tiempo tener la personalidad de un despótico depredador sexual. Sin embargo, los casos de Harvey Weinstein (el más célebre productor de Hollywood quien hace poco fue denunciado por las estrellas de cine más importantes por ser un acosador y un abusador), el príncipe Andrés (hijo de la Reina Isabel II del Reino Unido, recientemente denunciado por tráfico de mujeres) o Michael Jackson (astro musical y presuntamente violador de menores) prueban lo contrario.
También podemos citar el caso de numerosos sacerdotes, quienes gozan de un importante prestigio social pero esconden tras su sotana la aberración de los abusos a menores. En este caso, la mascarada sería el delantal de médico y su estetoscopio.
No son contradicciones, son situaciones que van de la mano: sin su estatus y prestigio no dispondrían del poder para imponer sus repugnantes instintos.