El Parlamento británico, liderado por una mayoría conservadora recién elegida, aprobó el viernes la propuesta del primer ministro Boris Johnson de abandonar la Unión Europea, un paso que los legisladores rechazaron anteriormente en cuatro ocasiones diferentes durante este año.
El plan cumple con la promesa de campaña de Johnson de «hacer Brexit», que ayudó a su Partido Conservador a conseguir una mayoría absoluta de 80 escaños en la Cámara de los Comunes en las elecciones de la semana pasada y rompió el punto muerto parlamentario en el que se encontraba la cuestión de la salida de la Unión Europea, que se remonta a la administración de la ex primera ministra Theresa May, a principios de este año.
El Parlamento rechazó el plan de salida propuesto por May en enero y dos veces en marzo así como también negó el primer intento de Johnson en octubre.
Con la ayuda de la nueva mayoría conservadora, los legisladores votaron 358-234 para aprobar la medida en su segunda lectura el viernes.
El paso pone a Gran Bretaña en camino de salir de la Unión Europea, como estaba previsto, en enero, más de tres años después de que británicos votaran en un referéndum la aprobación a la medida.
En su alocución en la Cámara de los Comunes, antes de la votación, Johnson dijo que la aprobación resolvería el tema de una vez por todas después de años de debate y división y permitiría a Gran Bretaña «avanzar» como nación.
Las disposiciones del proyecto de ley establecen un período de «transición» de un año en el que el gobierno negociará su nueva relación comercial con la UE. Pero, controvertidamente, prohíbe cualquier prórroga para la transición más allá de diciembre de 2020, estableciendo la posibilidad de una salida «sin acuerdo» en la que Gran Bretaña incumpliría las reglas de la Organización Mundial del Comercio con Europa.
En estas circunstancias, algunas exportaciones británicas a Europa estarían inmediatamente sujetas a aranceles muy altos. Por ejemplo, los automóviles tendrían un impuesto del 10 por ciento, mientras que los productos lácteos enfrentarían un gravamen del 35 por ciento.
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, criticó la eliminación, por parte de Johnson, de las medidas de protección de los derechos de los trabajadores del proyecto de ley de retirada, advirtiendo que su divergencia con los estándares de la UE pondría a Gran Bretaña en una «carrera hacia el fondo».
