Diferentes economistas e instituciones multilaterales destacan que la economía paraguaya podrá levantarse mucho más rápidamente que sus vecinos, y la causa radica en el orden fiscal y las políticas públicas iniciadas en 2003 e ininterrumpidas a la fecha.
Diferentes economistas sostienen que la recuperación económica de nuestro país será rápida. La principal razón es que, a diferencia de nuestros vecinos, desde el 2003 se ha iniciado un proceso de refundación de la economía, con políticas de protección social que los diferentes gobiernos siguientes ampliaron, con gran sentido de responsabilidad.
Luego de más una década de destrucción del patrimonio público y privado, en el periodo 2003-2008 se sextuplicaron las reservas del Banco Central del Paraguay, pasando de USD 600 millones en el 2002 a USD 3.800 en el 2008. Se triplicó el PIB Bruto pasando de USD 6.000 millones en el 2002 a más de USD 18.000 millones en el 2008.
Se iniciaron por primera vez políticas públicas en el área social, como las trasnferencias condicionadas, viviendas populares y la tarifa social de electricidad. Fue el único período de la historia democrática que redujo el endeudamiento externo del 42% al 13% del PIB.
Dichas políticas generaron una suerte de «colchón» para tiempos de crisis como el actual, permitiendo a nuestro país disponer de un gran margen de maniobra, acceso rápido al crédito y suficiente credibilidad ante el mundo.
A diferencias de la Argentina – al borde del default- nuestros niveles de endeudamiento son aun manejables y, a diferencia del Brasil, en en nuestro país no juntamos periódicamente cadáveres de compatriotas.
El proceso de institucionalización del área económica y social de los últimos 17 años permitió al gobierno actual lanzar programas sociales inéditos, como Pytyvo y Ñangareko, que supuso un salto en la modernización de la protección social y cantidad de beneficiarios.
Gracias a la gran disponibilidad de recursos, el gobierno de Abdo Benítez aumentó de manera exponencial la protección social de nuestros compatriotas, superando en cobertura a todos los programas sociales de los últimos tres períodos de gobierno.
Además, son históricos los niveles actuales de inversión en rutas, viviendas y salud, algo que refleja el compromiso del gobierno en primer lugar con su población, además de su determinación a no subordinarse a los dictados de la ortodoxia económica que considera a la rigidez fiscal un dogma a aplicar sin medir el impacto social.
Las noticias sobre el bajo descenso de los precios internacionales de nuestros rubros de exportación nos llena de optimismo para los próximos años. Esta ventaja exógena deber ser complementada con políticas públicas que estén acorde a los nuevos tiempos, fortaleciendo nuestra industria nacional, profundizando las tendencias sustitutivas de importaciones y ampliando la presencia del Estado en todo el territorio nacional.