El escalofriante número no es sino una primera estimación, a un año de creada una comisión investigadora de crímenes de pederastía en la Iglesia francesa.
A raíz de la revelación de escándalos de abuso sexual menores por parte de integrantes de la Iglesia Católica, a fines de 2019 la Conferencia Episcopal de Francia decidió crear una Comisión Independiente sobre abusos de la Iglesia (Ciase, según las siglas en francés). Decidió, por fin, iniciar un mea culpa, después de décadas de silenciamiento y complicidad.
Con la elección del Papa Francisco, las cosas comenzaron a cambiar en el seno de la Iglesia. Francisco decidió tomar un rol activo y admitir que los casos de abuso ocurrieron en un marco de complicidad institucional que los hizo posible. La nueva posición política de Roma responde a la calidad personal del Papa pero, sobre todo, a la acumulación abrumadora de testimonios de personas que sufrieron en carne propia en su infancia violaciones y vejaciones y que recién ahora se animan a exponer.
Los casos son masivos en todos los países y las consecuencias penales para los perpetradores de los aberrantes crímenes están recién empezando, en países como EE.UU., Australia, Francia, Argentina, solo por nombrar algunos.
La Ciase entregará su informe final el próximo año, y su relevancia repercutirá no solo en la revelación de los casos de corrupción infantil sino de la trama de complicidad que los hizo posible.