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viernes, noviembre 22, 2024

Sobre el post que compartió Marito

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Redacción de El Trueno
Ayer el Presidente compartió un posteo de Facebook sobre los logros durante la pandemia. Curiosamente, se prefirió criticar un hecho banal -el de compartir un post, algo que todo usuario de redes sociales hace habitualmente- antes que analizar el texto compartido.

En el día de ayer el Presidente eligió la red social Facebook para compartir el posteo de Gilda Vierci, una persona que realizó una enumeración de las decisiones políticas y los logros obtenidos durante este tiempo de pandemia.

La reacción que se generó en las redes sociales y los medios masivos de comunicación no fue analizar el contenido del posteo. Curiosamente, se prefirió criticar un hecho banal: el de compartir un post, algo que todo usuario de redes sociales hace habitualmente.

De ese modo, influencers, periodistas y otros usuarios en general, se centraron en el famoso problema comunicacional y los errores que comete el equipo de esta área, quizás como una forma de no detenerse en los puntos fundamentales que se marcan en el texto compartido por Mario Abdo.

Lo que se puede recoger como síntesis del posteo en cuestión es que la clave de que hoy el Paraguay tenga una realidad diferente a la de sus vecinos (en materia de contagios, saturación hospitalaria y muertes) no tuvo solamente que ver con la innegable solvencia de un comité de expertos. Tampoco, con la gran gestión del Ministerio de Salud, cuestionado hasta por figuras del Gabinete por los problemas de ejecución presupuestaria.

El posteo compartido apunta algo que no se puede desconocer: hoy Paraguay, con muchos menos recursos, atraviesa una situación diferente a la de nuestros países vecinos, donde miles de muertes se pudieron haber evitado si se hubiesen tomado medidas como las que tomó nuestro país.

Lo importante de las palabras compartidas por Marito alude a que no se quiere ver, ni reconocer, que en este tiempo se han tomado decisiones estrictamente políticas. Que la política -por más cuestionada que esté- fue la que decidió una cuarentena temprana, el cierre de fronteras, la que se plantó ante Bolsonaro, la que movilizó los albergues y los recursos para contener socialmente a los perjudicados por el confinamiento y la que sigue manteniendo esta decisión.

Un presidente puede recibir los mejores consejos, pero sobrados son los casos en los que -por presiones, por miedo, por soberbia o por impericia- decide descartarlos. En Paraguay ocurrió todo lo contrario.

Un equipo de especialistas médicos (nombrado de manera discrecional por el Ministro y, a su vez, por el Presidente) estuvo a la altura de la emergencia sanitaria, comprendiendo de manera rápida la situación a la que había llegado el mundo. Ahora bien, ese comité de expertos se vería reducido a una simple instancia de diágonistico si no fuera por el elemento decisivo de la decisión política. Un solo ejemplo puede ilustrarlo: cerrar fronteras por el tiempo que sea necesario contra las presiones de Jair Bolsonaro, el presidente más poderoso de la región.

Es indudable que la cuarentena, ya en fase 3, fue exitosa de la manera en que se la aplicó. Ahí no caben críticas para el gobierno. Por eso, en lugar de reconocer que la gestión de la pandemia descansa sobre decisiones políticas, cierto sector autodenominado progresista, provisto de supuesta vocación crítica, se ha puesto a glorificar la preeminencia de lo tecnocrático, afirmando, por ejemplo, que solamente los técnicos del Ministerio de Salud son responsables de no tener que lamentar más que una veintena de decesos por Covid-19.

El posteo que compartió Mario Abdo Benítez este viernes 10 de julio por la noche podría ser un primer paso para que se asuma que la política dirige los saberes técnicos, al menos en un Estado democrático estándar, donde la legitimidad no proviene de los saberes específicos que detentan los burócratas, sino de la voluntad popular que autoriza la decisiones que toman las autoridades constituidas.

Seamos claros: si la cuarentena no generaba los efectos buscados, la responsabilidad hubiera recaído enteramente en quien la decidió, es decir, sobre el Presidente.

Si las medidas de protección social no contenían a la población; si no se lograba hacer comprender a la población la necesidad de respetar el protocolo sanitario; si no se implementaban correctamente los albergues para aislar a los repatriados; si no se desplegaba una inédita red de diagnóstico; si no se acondicionaban los hospitales y no estaban los recursos para incluso crear otros nuevos, entre otras decisiones, quien hubiera pagado el precio por todos esos errores hubiera sido la autoridad elegida por el pueblo para tomar decisiones y asumir las responsabilidades correspondientes.

Para leer el post completo:

https://www.facebook.com/286989224667281/posts/3526200244079480/?d=n

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