Importantes sectores de la opinión pública se despacharon en contra del gobierno por una supuesta escasa concesión de créditos durante la pandemia. Sin embargo, el BNF es el que lidera las operaciones de créditos con garantía FOGAPY.
Este tiempo de pandemia sirvió para recordar la importancia de contar una banca pública eficiente y, en general, del rol insustituible del Estado como ordenador social.
En este sentido, se cargó mucha tinta en contra del Estado por una supuesta ineficiencia a la hora de otorgar créditos a los sectores más golpeados económicamente, a causa de la cuarentena a la que obligó la pandemia mundial de Covid-19.
Lo que resulta llamativo es que la crítica de estos sectores de la sociedad solo alcance a la banca pública y, casi con amnesia, se olviden de uno de los sectores que más ganancia ha obtenido en los últimos años: los bancos privados.
Desde que el coronavirus golpeó a nuestro país, desde el Gobierno se trabajó en políticas para favorecer la concesión de créditos, principalmente, a las pequeñas y medianas empresas. Para lograr esto se fortaleció el FOGAPY (Fondo de Garantía del Paraguay) que, de acuerdo a su página web, es un instrumento financiero “creado para otorgar garantías adicionales y/o complementarias cuando las ofrecidas por las MIPYMES sean insuficientes a criterio de las entidades que otorguen el crédito a estas”.
Esta herramienta tiene como finalidad mejorar el flujo de créditos, porque es un fondo de garantías en el cual los bancos, financieras e incluso cooperativas se pueden apoyar para disminuir los riesgos de pérdida.
Ahora bien, con sus luces y sombras, la entidad que lidera la tabla de concesión de créditos garantizados con FOGAPY es el Banco Nacional de Fomento (BNF), el cual, con 2.945 operaciones, casi triplica al banco privado que le sigue.
El segunda en la lista -de acuerdo con un reporte del 10 de julio- sigue sin ser de carácter privado. Se trata de una cooperativa, COOMECIPAR, con 1.363 créditos otorgados.
Así, a pesar de tener una bajísima participación en el mercado bancario local, la banca pública demostró más efectividad en la concesión de créditos que la banca privada.
Las entidades privadas, sin embargo, aun teniendo FOGAPY a disposición, concedieron escasos créditos y lo único que pusieron a disposición de sus clientes fue la suspensión, por algunos meses, del pago de deudas. Algunos bancos, incluso, iban a convertir las cuotas de estos meses en nuevos créditos, sumando nuevos intereses, pero a raíz de una catarata de críticas, declinaron la posibilidad.
Ahora bien, dada esta situación, llamativamente fue la banca pública la que atrajo la mayoría de las críticas. Pareciera que más que preocuparse por la situación de las MYPIMES, los enunciadores de estas impugnaciones más bien están buscando posicionarse políticamente.
Está claro que al sector privado no le apetece otorgar préstamos blandos, donde el lucro no sea elevado. Ni siquiera con el respaldo de FOGAPY pudieron dar más créditos que el BNF, que acarrea detrás acusaciones de exceso de burocracia y lentitud en sus operaciones.
Con utilidades que sobrepasaron los USD 464 millones en el año 2019, los bancos deberían de haber sido uno de los puntales de sostenimiento de sus clientes en esta pandemia. Las críticas que se hacen tendenciosamente al Gobierno todos los días, indicando la cantidad de empresas que cerrarán sus puertas también deberían alcanzar a estas empresas.
En los meses venideros la recuperación de la economía dependerá, en gran parte, de la dinámica crediticia a la que accedan las MYPIMES, el gran motor del mercado interno y del empleo de tantos paraguayos y paraguayas.
Un Estado fuerte y sólido es el único escudo que puede encausar los diversos intereses particulares para ajustarlos al bien común, así como proveer la energía necesaria para fomentar actividades clave para el funcionamiento y el desarrollo social.