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jueves, abril 10, 2025

Domingo Faustino Resentimiento

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«De la cruza de resentimiento, egocentrismo, necesidad de poder, locura, política y show, nace su literatura», afirma sobre Sarmiento el escritor argentino Derian Passaglia, en un punzante análisis de su obra.

Por: Derian Passaglia.

Cada libro de Domingo Faustino Sarmiento es una Opereta. El tipo escribe como él es: todo sacado. Flashea siempre una trama en su contra, no literaria, sino política; pero la trama política solo está en su cabeza, y por esa misma razón cae en las manos del lector como si estuvieran desplegándose ante él las conspiraciones, las traiciones, los desplantes que tienen un carácter imaginario: el tema político se vuelve así forma literaria. Tanto el Facundo como este, el segundo que leí de él, Recuerdos de provincia, dicen de su propia persona (o del narrador, mejor dicho) una sola cosa: quiero posicionarme, quiero tener un lugar en la Argentina. El tiro le salió doblemente bien: tuvo un lugar en la historia del país, y en la historia de la literatura del país.

Ya los epígrafes que abren el libro hablan del enorme ego monstruoso de Sarmiento. Uno de Shakespeare: “es éste un cuento que, con aspavientos / y gritos, refiere un loco, / y que no significa nada”. ¿En serio no significa nada plantarse ante Rosas, decir que es lo peor de lo peor, lo más malo de este mundo? De hecho, las mejores páginas aparecen cuando cobra importancia la figura del Restaurador. Con el segundo epígrafe trata de remedarse a sí mismo: “decir de sí menos de lo que hay, / es necedad y no modestia; / tenerse en menos de lo que uno vale, / es cobardía y pusilanimidad, según Aristóteles”, y firma un tal Montaige. ¿En qué quedamos, Sarmiento?

Antes de que los recuerdos abran, hay un texto que funciona como prólogo, denominado “A mis compatriotas solamente”, ok, ¿el resto que hacemos? ¿Pasamos las páginas? Yo nací en tu mismo país, Domingo, pero imaginate que un chileno, que pobre se quedó afuera del mundial, quiera leer tu texto, ¿qué tiene que hacer? ¿Sentirse discriminado porque nació en otro territorio? Fea la actitud. Libro resentido, Sarmiento escribe por una sola razón, que deja en claro en una oración: “el deseo de todo hombre de bien de no ser desestimado, el anhelo de un patriota de conservar la estimación de sus conciudadanos, han motivado la publicación de este opúsculo…” Parece que Sarmiento no tenía el beneplácito de la prensa ni de los gobernadores de provincia, que lo llamaban “traidor, loco, envilecido, protevo, empecinado”. Sarmiento concentra toda la fuerza de su odio en una escritura poderosa.

Los Recuerdos de provincia son así no a favor suyo, sino en contra de otros. Escribir en contra tiene su contraparte, porque se trata de causar un efecto, de que la palabra revuelva con un dedo alguna herida. De la cruza de resentimiento, egocentrismo, necesidad de poder, locura, política y show, nace su literatura.

Me llaman la atención sus capítulos. Escribe sobre las personas que lo formaron: dedica un capítulo a su padre, otro a su madre, otro a su educación, a sus abuelos, sus antepasados. Es excelente cómo va haciendo una genealogía de dónde viene, o de dónde él cree que es. La prosa de Sarmiento no tiene comparación en la literatura argentina, por lo menos en la del siglo XIX. Eso hay que decirlo, escribe como los dioses.

Hay muchas tensiones también. El narrador que crea es tan incomprensible y contradictorio que dan ganas de seguir leyéndolo, como con todo misterio, ¿no? Me quedo con una de sus frases que lo describen de pe a pa: “Tenemos decididamente una necesidad de llamar la atención de nosotros mismos, que hace a los que no pueden más de viejos, rudos y pobres, hacerse brujos; a los osados sin capacidad, volverse tiranos crueles; y a mí, acaso, perdónemelo, Dios, el estar escribiendo estas páginas.” Se te ven los hilos, tirano loco, mirá lo que hiciste de nosotros, en qué nos convertiste, ahora todo este país orbita desde hace más de doscientos años entre la civilización y la barbarie, somos como el Chacho, estamos enfermos, borrachos, ¡no traten de entendernos!

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