El riesgo de cáncer de próstata aumenta con la edad, especialmente después de los 50 años. Más del 80 % de los casos de cáncer de próstata se diagnostican en hombres de 65 años o más.
Noviembre es el mes de concientización sobre el cáncer de próstata y reconocer los signos de alarma permite determinar la inmediatez de la consulta con el urólogo:
- Problemas al orinar, incluyendo un flujo urinario lento o debilitado o necesidad de orinar con más frecuencia, especialmente de noche
- Sangre en la orina o el semen
- Dificultad para lograr una erección (disfunción eréctil)
- Dolor en las caderas, la espalda (columna vertebral), el tórax (costillas) u otras áreas debido a que el cáncer que se ha propagado a los huesos
- Debilidad o adormecimiento de las piernas o los pies, o incluso pérdida del control de la vejiga o los intestinos debido a que el cáncer comprime la médula espinal
¿Qué es la próstata?
La próstata es una glándula ubicada debajo de la vejiga y delante del recto, del tamaño de una nuez, que solo la poseen los hombres, mientras que su función es producir una parte del líquido simiente (semen).
La enfermedad tiene como factor principal la aparición de células malignas o cancerosas en los tejidos de la próstata. Sin embargo, no existen síntomas, hasta tanto se encuentra en estado avanzado. La mortalidad es ocasionada, principalmente, porque el cáncer es detectado en su etapa conocida como de metástasis o no curable.
¿Por qué tengo que controlarme la próstata?
Porque el cáncer de próstata es el cáncer más frecuente en los hombres y no suele dar síntomas al comienzo de la enfermedad. La detección y el tratamiento precoz reducen significativamente el riesgo de muerte.
¿Cuál es la edad para empezar a controlarme?
La edad de comienzo son los 50 años. En caso que existan antecedentes familiares de cáncer de próstata, la edad de inicio son los 40 porque estadísticamente existe mayor posibilidad de contraerlo cuando hay familiares directos con la enfermedad.
¿En qué consiste el control?
El médico urólogo realiza un interrogatorio orientado a detectar trastornos en la micción (hábitos urinarios, antecedentes patológicos familiares y personales. Posteriormente efectúa un tacto rectal para conocer las características de la próstata y, por último, solicitará los estudios que considere necesarios.