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sábado, noviembre 23, 2024

Nuevo Arte Callejero Pedagógico Humanista

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Paranaländer, amante de todo lo pasado y rancio, topeta su jeta escéptica contra una anodina teoría del arte nuevo parawayensis leída en una revista de los tiempos del golpe estronista.

 

Por: Paranaländer.

 

Hoy es 27 de julio, aún no es tan tarde e intempestivo para recordar que un 17 de julio de 1954 las vidrieras de 14 centros comerciales exhibieron en sus vidrieras sobre calle Palma las obras de 8 artenovistas. El 3 de mayo Stroessner había perpetrado un golpe de estado. La excusa del recuerdo no es solo la cercanía de las fechas, es que ha caído en mis manos la revista Panorama (Arte Ciencia Letras Actualidades), Año II N° 14 de 1954. Contiene, en las páginas 25 y 26, un artículo firmado por Josefina Plá titulado “Arte contemporáneo”. Compré el ejemplar pensando que hablaría de tal feliz jornada e hito del arte nativo. Es más, en el copete mencionan que la ciudad virginal fue sacudida en “estos días” (no se aclara si solo aluden a la exposición callejera o también al golpe stronista) por un magno acontecimiento educativo.

Javier Rodríguez (“Arte nuevo y la reinvención del j(f)uego”, AICA-PY 02/03/Revista de arte-cultura, 2009-2010) cita fragmentos que aparecen en este artículo, previamente publicados en el catálogo de exposición de obras de Olga Blinder en el CCP del 16 de setiembre de 1952. Año también del “Manifiesto de Arte Moderno en el Paraguay”. La articulista usa indistintamente contemporáneo, moderno y nuevo para referirse a un mismo élan nativo de arte innovador, ¡vaya cosa!

De los 8 artenovistas del 17 de julio aquí reaparecen 4: en la primera página, Plá (la autora del artículo y la teórica del grupo) en 3 ilustraciones (una foto de ella en plan de kuñakarai en holgado sái enterizo y casero, más dos fotos de obras suyas: un “Vaso humanoide” y un “Plato”). Es decir, una página puro pla pla pla. La página siguiente está ilustrada con 4 fotos, distribuidas del siguiente modo: dos obras de Laterza Parodi (“Flautista indio” y “Huaco”), una obra de Lily Del Mónico (“Vendedora de naranjas”) y una foto sorprendente de una Olga Blinder de Schwartzman rozagante y joven, casi diría hot con ese gesto atrevido lanzado a la cámara cual Sulamita subtropical. Lamentamos que la Plá no nos haya legado al menos un par de fotos de obras de otro miembro del grupo de artistas de la calle Palma: Mariano Grotovsky (padre del célebre autor teatral polaco).

Plá define arte contemporáneo como eso que refleja al hombre actual. En vez de hablar del arte de vidrieras de Palma, divaga, teoriza, disquisiciona, se pierde en abstracciones superficiales y erradas. Ej.: “el hombre actual no es clásico, ni romántico ni místico”, suelta sin ruborizarse. “Es realista” y, para más inri, “humanista”. Pero es raro que ella, española trasplantada al Plata, no haya leído el hoy clásico plagueo orteguiano titulado “Arte deshumanizado”. Más difícil ya es pedirle conocer a Heidegger, que en esa época había popularizado el concepto de antihumanismo, en polémica con el sartriano “el existencialismo es un humanismo”. Ergo, el arte moderno (o contemporáneo o nuevo) es en Ortega deshumanizado o no humanista. La expo-palmeada era moderna-contemporánea-nueva, es decir, no humnaista y por eso ella necesita, en vez de hablarnos de los cuadros de las vidrieras del grupo Arte Nuevo, montar una teoría de lo contemporáneo.  Al final, nos da su definición de lo contemporáneo: “es todo descomposición”. Esto en total contradicción con su noción dada de lo moderno como humanista. Ah, otra definición sorprendente que nos propina la teórica del arte nuevo parawayensis es sobre el psicoanálisis: uranio 235. Sigue teorizando y refuta que el arte moderno sea elitista, difícil, cerrado, hermético, solipsista, a-mi-qué-me-importa-. Y suelta, al final de esta andanada de negativas, su apodíctica incontrovertible: el arte moderno es democrático. Un demos que se acomoda al caprichoso genio moderno. Párrafos antes había dicho que también era (casi) científico. Por su (casi) cientificidad (esto es, supongo, precisión), el espectador no entendía muchas veces lo moderno, no empatizaba por ej. con las mujeres de Picasso con orejas desnorteadas en ombligos. En vez de explicar los cuadros de Palma entonces Plá se pone a educar al pueblo acientífico. En suma, su Arte Nuevo tiene poco de las vanguardias de inicios del siglo XX, eminentemente provocativas (futurismo, dadá, incluso, surrealismo) antes que didácticas.

 

 

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