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domingo, abril 28, 2024

Un pase sanitario dará un fuerte impulso a la economía

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La pandemia de Covid-19 nos ha dejado muchas lecciones para asimilar. Cuando parece que, poco a poco, vamos saliendo de lo peor de esta dilatada crisis sanitaria, la experiencia de otros países puede sernos de gran ayuda para superar la situación y, sin descuidar la cuestión de la salud, ir enfocándonos en el proceso de recuperación económica.

En este sentido, varios países de Europa y del resto del mundo, han determinado la creación de un pase o pasaporte sanitario para facilitar el acceso de sus ciudadanos a un número creciente de actividades públicas, sociales, culturales y deportivas; más aún, considerando que la dinámica de este virus tiene un fuerte impacto en este tipo de interacciones humanas.

En el caso particular de nuestro país, el escenario es hoy de una buena disponibilidad de vacunas, tanto para el año presente como para el próximo, cuando habrá que reforzar la aplicación de nuevas dosis para evitar los peores cuadros del Covid-19.

Sin embargo, también existen pronósticos que apuntan a un aumento de contagios para este último cuatrimestre, tanto debido al surgimiento de una eventual tercera ola del coronavirus como al ingreso de nuevas variantes, entre las que Delta es la que más temores genera. Por lo tanto, munir a la población de un pase sanitario que certifique debidamente a aquellos que han recibido las dosis de vacunación prescritas, facilitará una reinserción segura de los mismos a las actividades públicas.

El caso de Francia, creemos, es paradigmático. Tras la determinación del gobierno francés de establecer un pase sanitario, ciertos sectores reaccionaron en virulentas manifestaciones contra esa propuesta. Sin embargo, lo que ahora podemos observar de esa experiencia es un resultado favorable y alentador.

Los medios de comunicación de aquel país europeo reportan que “a pesar de las protestas semanales, el ‘pase sanitario’ impulsó la vacunación contra el Covid-19 en una otrora rezagada Francia y logró recabar el apoyo de la mayoría de la población”, según destaca un cable de la agencia AFP, fechado hoy mismo en París.

“A pesar de las críticas a una medida considerada como discriminatoria para los no vacunados, millones de personas dieron el paso hacia la inmunización para evitar someterse a pruebas de diagnóstico cada tres días”, puntualiza la citada agencia. Así las cosas, los detractores del pasaporte sanitario quedaron circunscritos a un sector minoritario, que no supera el 20 o el 25% de la población francesa. El resultado: más vacunados y mayor reactivación económica.

Paraguay no puede poner en riesgo los buenos pronósticos en cuanto a su crecimiento económico, superando los guarismos del 4% en la mayoría de las consideraciones formuladas tanto por organismos financieros nacionales como internacionales. Sin embargo, sabemos que el golpe recibido en los sectores medios, en el comercio, en la gastronomía y en todo lo atinente al funcionamiento de las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES), ha sido severo, con consecuencias directas en el ámbito laboral.

Si bien el escenario económico es propicio, parece necesario consolidar y profundizar las tendencias de crecimiento para el año 2022. La creación de un pase sanitario se plantea, entonces, como una herramienta fundamental para garantizar el acceso seguro de la ciudadanía a los servicios, la recreación, la cultura y, a un sector de gran importancia para la reactivación, como es el turismo.

Las autoridades sanitarias deberían, pues, considerar esta posibilidad que, además de estar orientada al necesario desarrollo económico y social, propende -como bien lo demuestra el caso francés-, a un incremento de los procesos vacunatorios, que tan indispensables se nos plantean hoy, ante los desafíos que la pandemia nos presenta de cara al futuro, tanto en el corto como en el mediano plazo.

Hay que entender que la libertad de expresión y de decisión no pueden ser esgrimidas para propagar el contagio y generar muertes, dado que la legitimidad de estos principios solo se justifica si no atentan contra la vida de terceros. Así como se prohíbe a cualquier persona manejar en estado de ebriedad, las fuerzas públicas deben impedir la libre circulación de personas que se resistan a la vacunación, o en último caso obligarles a hisopados diarios, costeados enteramente con el bolsillo de los negacionistas.

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