Paranaländer cultiva todo tipo de fabulaciones maquiavélicas, sobre todo si el fin es legitimar y hacer respetar el dulce idioma guarani, usando para ello comparaciones y homologaciones atrevidas con el griego de Anacreonte o el egipcio de los faraones.
Por: Paranaländer.
Hemos seleccionado célebres fragmentos de Eloy Fariña Núñez, Ernesto Giménez Caballero, Michel de Montaigne y Pablo Alborno como ejemplos quintaesenciados de una estrategia de legitimación fabulosa del idioma guarani (para sortear su aura peyorativa de lengua primitiva y salvaje). Estos autores han emparejado el ava ñe’ë a la de las lenguas de grandes culturas y civilizaciones como la Grecia clásica y Egipto. El complejo de inferioridad asociado al complejo de superioridad.
“A título de ejemplo reproduzcamos una estancia de la canción:
Hi-ante che güira-mi
Agüeyí ndé pó pytépe,
Ha pe ndé rova ykepe
Ro haví’u mbegüé-mi.
(Desearía ser un pajarillo. – Bajar en la palma de tu mano y allí junto a tu cara- – acariciarte muy lentamente con el pico).
Es necesario conocer familiarmente[1]te el guaraní para apreciar toda la gracia espontánea, toda la belleza sutil del delicado pensamiento poético expresado en la estancia. Se está viendo al pajarillo posarse en la palma de la mano amada con la naturalidad, con que la paloma de Afrodita bebía en la copa del divino Anacreonte. El último verso es sencillamente intraducible. Expresa en forma gráfica, objetiva, la acción del avecita que con el pico acaricia de un modo menudo y suave, como lo hacen tiernamente entre sí los pajarillos, una mejilla femenina. Esta facultad, diríase estatuaria o pictórica, de reproducir en forma viviente las imágenes, era privativa también del griego. Y llamamos, rudeza bárbara en los poemas homéricos lo que ya no puede ser traducido a las lenguas literarias modernas. El encanto del guaraní estriba en que su carácter primitivo nos acerca a determinados estados de ánimo y de expresión de la raza y lenguas antiguas. No diré que sea capaz de iluminar todas las partes oscuras de la mitología y la poesía greco-latinas, porque tal afirmación sería inexacta y ridícula; pero sí de aclarar algunos rincones enigmáticos del alma griega y sus visiones poéticas o míticas primitivas. Y un instrumento que, como el guaraní, en vez de alejar[1]nos, nos aproxima más a la intimidad de la cultura helénica, hasta ponernos en contacto con el misterio de sus mitos y el milagro — la palabra es de Renán — de su sensibilidad poética, bien merece la atención de los estudiosos del Nuevo Mundo”.
“Mitos guaraníes”, Eloy Fariña Núñez, Buenos Aires, Talleres Gráficos Mariano Pastor, 1926
“Y para que no vaya a creerse que esta costumbre se practica por obligación servil o por autoridad ciega del hombre, sin reflexión ni juicio, o por torpeza de alma, mostraré aquí algunos ejemplos de la inteligencia de aquellas gentes. Además de la que prueba la canción guerrera antes citada, tengo noticia de otra amorosa, que principia así: «Detente, culebra; detente, a fin de que mi hermana copie de tus hermosos colores el modelo de un rico cordón que yo pueda ofrecer a mi amada; que tu belleza sea siempre preferida a la de todas las demás serpientes.» Esta primera copla es el estribillo de la canción, y yo creo haber mantenido, suficiente comercio: con los poetas para juzgar de ella, que no sólo nada tiene de bárbara, sino que se asemeja a las de Anacreonte. El idioma de aquellos pueblos es dulce y agradable, y las palabras terminan de un modo semejante a las de la lengua griega”.
Montaigne, Ensayos 1 XXX
“Estableciendo en primer lugar la doctrina platónica y en segundo lugar la realidad guaranítica, sobre la situación de las ciudades o reducciones, construcción de las casas, los ciudadanos, los templos y sacrificios, la comunidad de bienes, los casamientos, la educación de la juventud, la música, los bailes, el trabajo colectivo, las comidas públicas, las artes y su desarrollo, el comercio, relaciones con extranjeros, vestido e indumentaria, los magistrados, las leyes, el orden público, las penas, los funerales y entierros”.
Revelación del Paraguay”, Ernesto Giménez Caballero, Espasa-Calpe, 1958, Madrid
El folleto del pintor y publicista del guaraní Pablo Alborno, “Semejanza de la lengua tupí-guaraní con el egipcio, sobre la base de 1500 dibujos y 90 palabras”.
“Paraguay de otros tiempos”, Arturo Alsina, napa, 1983