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sábado, mayo 18, 2024

Nochebuena ymaguaré

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Paranaländer durante su rutinaria caminata anti-colesterol es atacado entre el río Paraguay y el cerro Lambaré por los póras de la Nochebuena ymaitegua.

 

Por: Paranaländer.

 

El río Paraguay fluye en do bemol mayor -porque lo decretó Flores.

Todas las cosas del mundo no son bellas, pero las que el poeta elige, duran.

Elijo caminar hacia el río, hacia el cerro. Dos eternadas. Que brillan quedamente como dos muã-muãs.

El cuerpo precisa gastar malas grasas, mi mente días festivos como el de hoy tornándolas pólvora luminosa, pirotecnia, fuego fatuo, chandon.

Mi Kandiré son las amazonas de pecho de oro entre las chirkaty de Itá Enramada.

Veo de repente que mi caminata de la salud es un viaje al pasado. Allí de donde nunca debimos haber salido. El agua salus del pasado. Pues el futuro es vejez y muerte y olvido.

Soy antimoderno, al menos cuando pateo rumiando poemas en prosa peripatética, mientras llueven las salutaciones navideñas en el wasapo.

Mi cuerpo fluye en ritmo afro, de break dance quizá, en pulsaciones nambré,

palpitaciones de chamán ymaiteguaré.

Todos los fantasmas y ayvukue del mundo desde que el mundo es mundo me salen al paso como zorros grises sedientos.

El alcotest del tiempo me piden. El tembotest antes que tempotest.

Es un trompo que danza en el lomo de la cuerda atada a los dedos de un niño.

¿Soportaré la tempestad de póras? El footing no es más que la poesía estalinista de abrirse paso entre espectros. Los póras cohabitan dos mundos, el de la semi muerte y la semi eternidad. La atraviesan sin descanso. La poesía es ir por estos póras infatigables, robarles las palabras.

El poeta sale al camino del Kandiré a robar palabras a los póras enmudecidos por la vida.

Poesía enferma en cuerpo sano. Caminar circunvalando el cerro Lambaré es ya casi un poema en estado de gravidez, de retención del semen tántrico.

Los latidos de la caminata marcan el kikiriki del poema auroral.

Nace el poema como un niño nuevo sin metadatos que mañana será abducido por la madre digital.

Los belenes y pesebres maquillan mi visión pesimista de las cosas. Mi infancia habitó la Funky Town.

Mi alma al bordear Itá Enramada parece un ratón de campo ahogado por un gorro de Papa Noel.

¿La nochebuena es del pasado o del futuro? Es el hueso de Buda en la garganta de la noche.

El kangue kué de donde los gemelos formarán nuevamente a la madre.

Resucitar el pasado, gran mito.

Brindemos con el aire puro de esta caminata por el retorno del río y el cerro.

La poesía es el regreso sin fin de las mismas palabras salivadas por distintas chichas y kaguy. La nochebuena del alma.

Los poetas -psicopompos de sílabas embriagadas de vida, es decir, de pasado-

nunca temen regresar.

El río Paraguay fluye bajo el sol bemol de la melancolía.

El cerro Lambaré navega su canoa de timbó guiado por lucerito alba.

Si no regresa esta Nochebuena el poema, me emborracharé de silencio sobre el apyka hovy.

Si, en cambio, se anima a volver, le llamaré Nochebuena ymaguaré.

 

Imagen: cerro Lambaré, foto de Fric, en INDIOS SUDAMERICANOS, 1943

 

 

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