Ni por derecha, ni por izquierda. El anuncio de la incorporación de Patria Querida a la concertación al parecer genera más descontento que ilusión entre los votantes duros de ambos bandos.
El anuncio de la incorporación del partido Patria Querida generó importante ruido en ambos extremos de arco político nacional.
Quizá por el centro de la escena, la incorporación del partido de Fidel Zavala y otros trae un poco de alivio, especialmente en el denominado “tercer espacio”, ya que esperan capitalizar el voto conservador que puede que se maneje sin mucha “estructura”.
Pero el hecho de sumarse a una concertación, que el propio partido Patria Querida dijo estar integrado por “sectores radicalizados”, generó mucha crispación, incluso puertas adentro de la nucleación política.
Según algunas fuentes, la decisión de la conducción partidaria de PQ generó fuerte rechazo en lo que serían sus bases. Allí no todos comparten la idea de aliarse a sectores que se encuentran en sus antípodas ideológicas, a quienes acusan de querer convertir el país en Venezuela, Cuba o Argentina.
De hecho, en redes sociales muchos simpatizantes, que al parecer no son afiliados a Patria Querida pero pudieran ser sus votantes, mostraron su repudio a la postura del partido.
“De nuevo, Patria Querida NO ES CAPAZ de generar una alternativa sino busca conjugar con ensaladas ideológicas perpendiculares a sus “principios” sólo para ser “alternativa”. ¿No se dan cuenta que es ridiculo eso? ¿Cuando van a aprender?”, escribió en redes sociales un usuario identificado como Fer Ugarte.
De la misma forma, otro usuario de redes que se identifica con consignas libertarias contestó al anuncio de Patria Querida de la siguiente forma: “Oficialmente son un ex partido, a más de saber que también son serviles al globalismo y por obvias razones al nuevo orden mundial. Cierren todo nomas ya, tibios buenos para nada, @fidelzavala2018 sería abandonar este barco sin rumbo antes del naufragio total”.
En la otra parte, el denominado sector progresista, el descontento se mostró sin ambages. La reconocida dirigente feminista Lilian Soto rechazó de entrada acordar con Patria Querida, y afirmó que su límite para las alianzas es la extrema derecha.
“Mi límite para cualquier alianza: la ultraderecha antiderechos. Jamás pediría votos ni trabajaría por quien demoniza feministas, se opone a derechos de excluidos y busca exterminar campesinado y pueblos indígenas con normativas y políticas de criminalización y expoliación”, afirmó Soto.
En otro posteo, se lanzó contra la idea de “oposición radicalizada” afirmada por Patria Querida en su manifiesto. “Imaginate na llamar «radicalizados» -y de forma peyorativa- a quienes luchan por un pedazo de tierra para sobrevivir y producir o exigen que no les expulsen de sus territorios ancestrales o dejen de agredirles y excluirles por razones de género. Más de ultraderecha no podés ser”, aseguró.
La negativa a acordar con PQ también la manifestó el vicepresidente del partido Convergencia Socialista, que forma parte del Frente Guasu y del cual forma parte el senador Hugo Richer. “Quiero ver en la mesa a @EfrainAlegre q tanto habla de la mafia de la corrupción sentado al lado de la ultra derecha, de los promotores del odio la violencia contra indígena, fascistas, defensores de las tierras malhabida Una concertación con facista sería la opción de cambió?”, manifestó Ramón Medina.
En el tuit de Guillermo Ferreiro, presidente del PRF, donde como anfitrión da la bienvenida al partido Patria Querida, puede verse una gran mayoría de personas descontentas con la incorporación de lo que consideran “un satélite” del cartismo.
El descontento parece ser tal, que el propio senador Salyn Buzarquis llamó a las bases “a tolerar” a Patria Querida dentro del espectro opositor.
En este estado de las negociaciones, la unidad de las cúpulas aparentemente espanta a los votantes duros de ambos bandos, bajo acusaciones cruzadas de antiderechos, fascistas y otros epítetos, por un lado, y de zurdos, castrochavistas y otros adjetivos, por el otro.