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domingo, mayo 19, 2024

Sed Paraguayensis

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Paranaländer ha tenido acceso privilegiado al prólogo de Eric Barenboim al libro colectivo «Lenguas de la Poesía Paraguayensis» (Asunción, 2022), y se ha enamorado de la idea de lo paraguayensis como territorio mítico donde abreva el poeta sediento.

 

“Usted ha encontrado un tesoro polifónico. Las presentaciones recogidas en este volumen fueron enunciadas originalmente durante dos jornadas de videoconferencia pandémica a finales de agosto de 2021. Como tantos otros eventos digitales del período, sortearon los desafíos de acoples e interferencias inesperadas, errores de conexión, incluso un corte de luz. La riqueza de ambos encuentros se hizo evidente en los diálogos tras las ponencias, sólo posibles por cierto tono íntimo pero inquieto compartido entre los expositores y curado por Cristino Bogado. La singularidad de cada perspectiva permitió superar la chatura que caracteriza, generalmente, la mediación digital. Así se dio fruto a este libro sinuoso y vivaz con textos de Douglas Diegues, Jorge Kanese, Alejandra Peña Gill, Léonce W. Lupette, Gregorio Gómez Centurión y Montserrat Álvarez. Sus textos abordan y desbordan la hilacha colorida de las Lenguas de la Poesía Paraguayensis para conformar un pequeño ñandutí. Esta tela de araña se pregunta por las lenguas, la poesía, lo paraguayensis, y en cada nudo-interrogante proliferan nuevos horizontes. Es un libro generoso, abrigo para lectores disímiles: para el lingüista del jopará y el kurepa trasnochado, los eruditos boreales con estipendio y los anarco-downloaders a pulmón, amantes del verso y curiosos irremediables. Neófitos y macerados habrán de disfrutarlo por igual. Junto con Ya estamos caminando por esta tierra reluzente perfumada, Antología de Poesía Paraguayensis compilada por Diegues en 2016, y acaso como contraparte ensayística, este tomo ofrece nuevas vías de entrada a ciertas preocupaciones actuales que, por ser intensamente paraguayensis, no pueden sino trasvasar la real cuenca del Paraná, el poético Mar Paraguayo, el fantasmático Mar Chaqueño del Mioceno Superior. Se trata de cuestionar tradiciones, cánones, territorios, límites y flujos, coquetear con la alemanidad guaraní, la (a)grafía del jopará y del español, el portunhol migrante, la taxonomía de lo paraguayo y la ilusión de las linguas francas. La Poesía Paraguayensis es, entonces, una inundación à venir desde los márgenes de cualquier Historia Mundial de las Letras. Su cosmopolitismo selvagem es inexorable: como 1 sus petroglifos viajeros (desde el Jasuká Vendá hacia la Região Nordeste o hacia la Patagonia), la constante provocación de sus lenguas nos invita a preguntarnos por la deriva, los desplazamientos y el panorama futuro. La convocatoria del demiurgo Bogado, sin embargo, suscita a la ambigüedad. Las lenguas no son sólo los idiomas o escuelas estilísticas, sino las plumas a cargo de estos seis enfoques. Ya mencionamos el trabajo anterior del antologador-investigador y poeta Douglas Diegues, que en esta ocasión recupera los esfuerzos del arqueólogo español José Antonio Lasheras y ofrece una reflexión en torno a la pintura rupestre de Amambay y la poesía visual concreta paulista. A su aporte para pensar los límites del lenguaje entre lo verbal/no-verbal se suma Jorge Kanese (microbiólogo, profesor universitario, poeta experimental) cuyo proyecto postula y ensaya la intraducibilidad del fenómeno poético, iluminando/opacando sentidos en pos de sobre-escenificar lo inasible, insuficiente, inagotable. Posteriormente, la museóloga e investigadora Alejandra Peña Gill reformula el paleomapa paraguayensis para cartografiar desplazamientos y traducciones desde el gótico de Ulrico Schmidl hasta la simbolización a base de hilo y aguja de las narradoras indígenas (chaqueñas, guaraníes, afrodescendientes). Los mapas de la poesía paraguaya son cuestionados también por el autor y traductor Léonce Lupette al interrogar temáticas y delimitaciones de lo nacional, sobre todo mediante una revisión de publicaciones locales y extranjeras. Tras el panorama socio-histórico, Lupette desmenuza el perenne y dinámico multilingüismo del Paraguay para sostener que la innovación paraguayensis opera a contrapelo de lo nacional —una idea que acompaña de soslayo todo el volumen. Sin embargo, el octogenario Gregorio Gómez Centurión toma la palabra para trazar otro recorrido, el de la vida junto a la poesía y la militancia socio-gremial con los movimientos campesinos. Además de su experiencia y autocrítica, Gómez Centurión también ofrece matices entre los distintos dialectos del guaraní (paĩ tavyterã, mbyá, guaraní paraguayo, el purismo academicista) y las conexiones que guardan. Gracias a sus ejemplos etimológicos consigue revelar posturas en tensión, reivindicando la potencia y autonomía de los hablantes (y facilitando la comprensión para los extranjeros —como yo). Concluye esta 2 colección el ensayo de la filósofa y poeta Montserrat Álvarez, quien regresa sobre algunos puntos claves (territorio y nación, cánones literarios, mecanismos de dominación simbólica) para confrontar lo dicho y no dicho, lo visible y lo invisible, y en última instancia defender una política literaria transfronteriza, mutante, sedienta. Sed Paraguayensis, pues. El proyecto de Cristino Bogado y lxs organizadorxs del encuentro Lenguas de la Poesía Paraguayensis se rige por una pulsión geológica que persevera. Hubo un mar salado y hoy un río dulce (¿y mañana?). Hubo cantos sagrados y hoy misterios insondables (¿y mañana?). La espesura paraguayensis es fervor y no es exclusivamente paraguaya. El Paraguay se espesa donde haya lectura atenta a la escucha, oído atento a la escritura. A usted y a mí nos convoca esa espesura —esa pulsión, esa curiosidad. Por eso estamos leyendo esta misma página. Se trata de devenir-paraguayensis: brillante y ambiguo, expansivo y vital. Más allá de lo nacional; más allá de lo monolingüe; irreductible; intraducible; indómito. Pero de Paraguay, pues”.

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