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viernes, mayo 3, 2024

Shinzo Abe, el portaestandarte de una histórica alianza entre Paraguay y Japón

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En los últimos 103 años, el Paraguay nunca dejó de contar con la mano amiga de Japón. Durante décadas, la nación del Sol Naciente fue el primer cooperante externo de nuestro país. Se cuentan por centenares las obras realizadas a lo largo y ancho del territorio nacional mediante aportes, en gran medida no reembolsables, del país asiático. Un ejemplo contundente: la donación nipona para la construcción del nuevo Hospital de Clínicas.

Japón nunca perdió la ocasión para demostrar su reconocimiento al Paraguay por haber acogido a un nutrido grupo de migrantes, tras la devastación causada por la II Guerra Mundial y las bombas atómicas que devastaron Hiroshima y Nagasaki. La primer “oleada” de inmigrantes se produjo en 1936. El agradecimiento se hizo visible en todos los ámbitos, incluidas las visitas de altos miembros de la sobria monarquía japonesa.

La ayuda llegó a raudales, y se concretó en las más diversas áreas, desde la pavimentación de caminos y la instalación de sistemas de agua potable, hasta el apoyo al sistema de la sanidad pública y la formación técnica, la cooperación y la transferencia de tecnología.

Nunca, sin embargo, había llegado al Paraguay un jefe de Gobierno. Shinzo Abe rompió esa “tradición”. El 2 de diciembre de 2018 vino a nuestro país para dar por iniciadas las conmemoraciones del Centenario de las relacionales bilaterales, instauradas mediante un acuerdo suscrito en Chile por representantes de ambos países, en noviembre de 1919.

Aunque muchos intenten reducirlo a un mero acontecimiento protocolar, aquella visita fue histórica: los miembros de la Corte Imperial son representativos; los del gobierno, en cambio, son los que toman las decisiones, los que impulsan la marcha de una vinculación bilateral, al menos en un régimen parlamentarista, como el de nuestro país aliado.

En Palacio de López, el presidente Mario Abdo Benítez y el premier nipón suscribieron suscribieron dos importantes acuerdos: uno para fortalecer el programa de desarrollo social, en el área de salud, y el otro para ampliar la capacidad de dragado de la Administración Nacional de Navegación y Puertos, con la adquisición de equipos para el efecto. El monto total de la cooperación no reembolsable, rozó los US$ 30.000.000.

En la ocasión, Abe destacó que «en los años recientes se han incrementado las relaciones de comercio e inversiones entre ambos países», y agregó que esperan «darles más impulso», al tiempo que se mostró partidario de avanzar en un «tratado de protección inversión bilateral». No es nada desdeñable tener como amigo y patrocinador a una nación que integra el G-7.

En el pacífico Japón de la posguerra, el magnicidio de Shinzo Abe supone una conmoción de características telúricas. En Paraguay siempre será recordado como el primer jefe de Gobierno que pisó suelo guaraní. El portaestandarte de una histórica alianza con una de las naciones más prósperas e influyentes del planeta.

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