Alemania y buena parte de Europa entraron este lunes en un periodo de gran incertidumbre a propósito de las importaciones de gas ruso, que debido al conflicto en Ucrania se redujeron drásticamente en las últimas semanas y pronto podrían cortarse por completo.
El gigante ruso Gazprom comenzó en la mañana del lunes los trabajos de mantenimiento en el gasoducto Nord Stream 1, que transporta una gran parte del gas que aún suministra a Alemania y a otros países de Europa occidental.
“Nord Stream está parado (…) lo que significa que el gas dejó de circular”, confirmó este lunes a la AFP el ministerio alemán de Economía.
El cierre durante 10 días de dos tuberías, anunciado desde hace tiempo, debería haber sido en teoría una formalidad técnica. Pero en el contexto de la guerra en Ucrania y el pulso entre Rusia y los occidentales sobre la energía, nadie puede predecir lo que vendrá.
Europa teme que Rusia amplíe el mantenimiento programado para restringir aún más el suministro de gas en Europa, desbaratando los planes de almacenamiento para el invierno y agravando una crisis del gas que ha provocado medidas de emergencia por parte de los Gobiernos y facturas dolorosamente altas para los consumidores.
“Hay numerosos escenarios en los que podríamos vernos sumergidos en una situación de emergencia”, advirtió el lunes el presidente de la Agencia Federal de Redes alemana, Klaus Müller, en la televisión ZDF.
“Putin va a cerrarnos el grifo del gas… pero ¿lo volverá a abrir un día?”, preguntaba el domingo el diario Bild, el más leído de Alemania.
“Estamos enfrentados a una situación sin precedentes, todo es posible”, reconoció el fin de semana el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, en la radio pública. “Es posible que el gas vuelva a fluir, incluso en mayor cantidad que antes. Es posible que no llegue nada más y debemos prepararnos para lo peor, como siempre”, añadió.
Rusia, argumentando un problema técnico, ya recortó en las últimas semanas en un 60% las entregas de gas a través de Nord Stream, una decisión denunciada como “política” por Berlín.
En el resto de Europa, Gazprom hizo lo mismo, reduciendo su suministro a algunos países y cortándolo completamente a otros, como Polonia y Bulgaria, que no accedieron a su exigencia de pago en rublos.
Alemania se esforzó para convencer el sábado a Canadá de que devolviera una turbina para el Nord Stream 1, que se mantenía en el país. Todo ello a pesar de las protestas de Ucrania.
Alemania no quería dar una argumento adicional a Moscú para interrumpir sus entregas de gas. El canciller alemán, Olaf Scholz, a través de su portavoz, saludó el domingo “la decisión de los amigos canadienses”.
El gobierno alemán argumenta que, por razones técnicas, sería difícil para Gazprom detener todo el suministro a través de Nord Stream, ya que el gas del yacimiento siberiano está “bajo presión” y no puede almacenarse para siempre. “No es como un grifo de agua”, dijo Habeck.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, rechazó las afirmaciones de que Rusia estaba utilizando el petróleo y el gas para ejercer presión política, diciendo que la parada por mantenimiento era un evento regular y programado, y que nadie estaba “inventando” ninguna reparación.
Hay otros grandes gasoductos de Rusia a Europa, pero los flujos han ido disminuyendo paulatinamente, sobre todo después de que Ucrania detuviera una ruta de tránsito de gas en mayo, culpando a la interferencia de las fuerzas rusas de ocupación.
“Los últimos meses han demostrado una cosa: Putin no conoce tabúes. Por lo tanto, no se puede descartar una interrupción total del suministro de gas a través del gasoducto Nord Stream”, dijo Timm Kehler, director general de la asociación industrial alemana Zukunft Gas.
Desde el comienzo de la guerra, Alemania cerró otro gasoducto ruso que debía entrar en funcionamiento -Nord Stream 2- y está haciendo esfuerzos para reducir su dependencia.
Pero esa dependencia sigue siendo importante: el 35% de sus importaciones de gas provienen de Rusia, contra el 55% antes de la guerra. Y más del 50% de la calefacción de los hogares recurre al gas.
Una paralización permanente del Nord Stream 1 no castigaría solo a la primera economía europea. Según la página web de Nord Stream, el gas que llega a Alemania, a la localidad de Lubmin, sigue transportándose también a Bélgica, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos “y otros países”.
Una interrupción prolongada del suministro agravaría entonces la crisis energética en la que ya se debate Europa, con precios en alza y el temor de un invierno muy difícil.
En Alemania, las autoridades analizan ya planes de racionamiento.
La industria química alemana es particularmente vulnerable porque depende fuertemente del gas. La Asociación de la Industria Química (VCI, por sus siglas en alemán) afirma prepararse para “lo peor”.
La importante empresa BASF, con sede en Ludwigshafen (suroeste), está pensando en imponer el paro parcial a una parte de los trabajadores si comienza a faltar el gas ruso.
“Si no llega más gas ruso (…) tenemos reservas actualmente para un mes o dos”, explicó Klaus Muller.
La cámara baja alemana, el Bundestag, ya adoptó el jueves su propio plan de ahorro energético: se acabó la calefacción por encima de 20 grados en invierno, y no habrá agua caliente en los lavabos individuales.
Fuente: Infobae