Mario Abdo asistió al cuarto día del novenario a la Virgen de Caacupé, ceremonia que fue presidida por el cardenal Adalberto Martínez. El religioso llamó a todos los sectores de la sociedad a una «campaña de saneamiento moral» para procurar el bien común.
Con el lema: «Laicos, promotores de la dignidad humana», la ceremonia encabezada por el cardenal Adalberto Martínez en el cuarto día del novenario implicó un mensaje a todos los sectores de la sociedad, principalmente al 80% de la población que se declara bautizada en la iglesia católica.
«No es suficiente oir la palabra de dios, debemos ponerla en práctica. Las acciones son más elocuentes que las palabras», comenzó diciendo el religioso para posteriormente abordar diferentes aspectos y situaciones en donde se debe «poner en práctica las enseñanzas de Jesucristo».
En ese sentido, primeramente, señaló la tarea que le corresponde a la Iglesia, mencionando que es necesaria una profunda conversión y renovación eclesial, ya que las estructuras eclesiales no siempre se han adecuado al dinamismo evangelizador que requieren los tiempos actuales.
«Uno de los obstáculos es el clericalismo y falta de real protagonismo y reconocimiento del papel de los laicos en la iglesia y sociedad; es débil el compromiso social y político de los laicos porque en las estructuras de la iglesia se ha puesto mucho énfasis en la catequesis, en la liturgia, pero dejando postergado el rico pensamiento de la doctrina social de la iglesia», reconoció.
En este punto mencionó que una herida abierta es el escándalo de abusos de menores y personas vulnerables en el ámbito de las instituciones eclesiales.
Posteriormente se refirió a la juventud paraguaya, señalando que es el mayor potencial que tenemos como país, y que el bono demográfico requiere políticas públicas que apunten a su formación integral.
«La educación es clave, pero una educación de calidad que no piense solo en términos de formación técnica sino sobre todo en la formación en valores, que forjen personalidades sanas de corazón, con gran sentido de la responsabilidad y de la ética. Debemos pensar juntos, sin exlusiones, sobre un proyecto educativo integral», dijo.
En ese sentido afirmó que la iglesia acompañará y apoyará una propuesta educativa que contemple los valores que ayuden a la formación integral de la persona humana.
Posteriormente, refirió que la corrupción y la impunidad «que son realidaes estructurales en el Paraguay» y denunció que la situación se ha agravado con la aparición y afianzamiento del crimen organizado y del poder político como herramienta para el enriquecimiento ilícito.
«En el Paraguay el problema no es el suelo, tenemos un pueblo que es capaz de hacer los mayores sacrificios para ser profundamente solidarios (…) el problema es la calidad de las instituciones y personas sobre las cuales construimos el edificio social, moral, político y económico de la Nación», dijo.
El cardenal refirió que 8 de cada 10 personas en Paraguay se declaran bautizados católicos, por lo que la mayoría de los que ocupan cargos de responsabilidad del país son bautizados e invocan el nombre del Señor. Esto, sostuvo, debería llevarlos a ser los principales promotores de la dignidad humana, pero no siempre es así.
«La actuación de muchos actores políticos contradice profundamente las enseñanzas del evangelio y de la doctrina social de la iglesia», lamentó.
«Campaña nacional para el saneamiento moral»
«Si bien nos dirigimos principalmente a los bautizados, la tarea del bien común es de todos, sin distinción de credo religioso ni partidos políticos, es una apelación a todas las personas de buena voluntad, ciudadanos de bien, que están llamados a ser parte de una campaña nacional para el saneamiento moral de la Nación, y esta es una tarea urgente e impostergable donde la misma iglesia debe aportar mucho», dijo el cardenal.
Señaló que la iglesia católica no puede defraudar la gran confianza que deposita en ella la ciudadanía.
«El Paraguay no está muerto, es un pueblo vivo, hay cosas que están mal, hay situaciones injustas que deben ser transformadas, todos los actores y sectores de la sociedada estamos llamados y somos necesarios en la búsqueda del bien común», añadió.
Mensaje para el tiempo electoral
También se refirió a los actuales tiempos electorales, en los que abundan las promesas de mejores oportunidades de un país distinto.
En ese sentido pidió «ver y evaluar el testimonio de vida pública y privada de los candidatos», señalando que «si un candidato ofrece dinero o prebendas a cambio del voto, eso es un signo muy claro que no es confiable».
«El voto debe ser libre, consciente, responsable, no hipotequemos nuestro futuro por prebendas, no nos dejemos presionar ni extorsionar, no nos dejemos robar la esperanza en una vida más digna, más plena, para nosotros y las generaciones futuras», dijo.
En ese sentido exhortó a la ciudadanía que se fije en las acciones, antecedentes, en la vida pública y privada de los que se presentan para los cargos electivos, así como en las posibles fuentes de financiación de su campaña electoral, en los grupos que integran y de las personas de las que se rodean; «en definitiva que se fije en la coherencia entre lo que dice y lo que hace».
«Los católicos son mayoría entre los electores, deben participar, no quedarse en casa mirando desde el balcón y ver pasivamente cómo la corrupción y la impunidad están destruyendo la Nación, privando de vida digna a nuestro pueblo», concluyó.