Durante la inauguración de la Ciudad Internacional de la Lengua Francesa en el castillo de Villers-Cotterêts este lunes 30 de octubre, el presidente francés, Emmanuel Macron, subrayó la importancia del francés como fuerza unificadora y aprovechó la ocasión para criticar las tendencias de la escritura inclusiva.
Macron, en un discurso de aproximadamente treinta minutos, enfatizó la relevancia del francés como herramienta para construir la unidad nacional y como un vehículo de libertad y universalidad. Describió la lengua francesa como un cemento que, históricamente, ha jugado un papel decisivo en cada punto de inflexión del país, recordando actos fundamentales como la ordenanza de Villers-Cotterêts de 1539, que unificó el uso del francés en la documentación administrativa.
El mandatario francés, al referirse a la riqueza literaria y a la diversidad regional del francés, destacó su característica de ser al mismo tiempo flexible y estructurada, y cómo esta se refleja en la obra de sus autores, desde Proust hasta los contemporáneos del slam. Macron elogió la capacidad de la lengua de adaptarse y a la vez mantenerse indivisible, en paralelo con los valores de la República.
En un momento de elocuencia y emoción, Macron conmemoró a aquellos que han adoptado el francés y han contribuido a su difusión global, como Hélène d’Encausse y el académico François Cheng, quienes aprendieron el idioma en la infancia y la juventud, respectivamente.
Sin embargo, la nota crítica llegó con su abierta oposición a la escritura inclusiva. Macron fue categórico al rechazar esta modalidad lingüística, recordando que en la gramática francesa «el masculino funciona como neutro».
Su discurso, dirigido contra la adición de puntos medios y guiones que caracterizan a la escritura inclusiva, fue recibido con aplausos por los ministros, académicos y embajadores presentes. Esta declaración llega en un contexto donde una propuesta de ley para prohibir la escritura inclusiva está siendo debatida en el Senado, subrayando la resistencia del presidente francés a «ceder a las modas del momento».
Fuente: Le Figaro
