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lunes, mayo 20, 2024

Puntos en el tiempo, de Paul Bowles

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Exotismo, César Aira (siempre César Aira), Las mil y una noches, generación Beat y una esposa que lo engaña con una empleada doméstica. Todo eso y más sobre Paul Bowles. Por: Derian Passaglia

En un ensayo increíble sobre el exotismo, César Aira distingue tres tipos de exotismos para la literatura: el primero, el del extranjero que se inserta en nuestro mundo cotidiano; segundo, el del escritor que viaja a un país desconocido e inexplorado; y por último el del escritor profesional, ya entregado al capitalismo más nuevo, que “vende” sus costumbres y creencias al exterior. “El país lejano -dice Aira, que tiene siempre frases retorcidamente lindas- es un escenario de la fantasía ya creada”. Paul Bowles es un escritor norteamericano que basó casi toda su obra en revelar los misterios de Marruecos, país al que se mudó con su esposa en 1947. Para Aira, este segundo exotismo que practica Bowles derivó en la literatura más comercial, en la ciencia ficción o en los fenómenos paranormales. Pero el exotismo de Bowles está lejos de esta deriva.

Marruecos no representa lo otro-extraño, lo que el escritor, que viajó y conoce el mundo, le muestra al lector. Eso es una forma de entender la literatura que solo podía pasar en el siglo XIX, donde no había ni cámaras de fotos, y la única descripción que se podía dar de un lugar era a través de la escritura. En la literatura de Bowles, Marruecos es la magia borgeana del descubrimiento literario, de la historia que se mete en la propia historia y de la identidad en crisis, difuminada en los consumos modernos. La esposa de Paul Bowles mantuvo una larga relación con una empleada doméstica marroquí y el propio Bowles se cruzó con la generación Beat y el ambiente gay literario yanqui, sin llegar a pertenecer del todo a ninguno. ¿Cuál es, entonces, la identidad de estas almas sin rumbo? Marruecos se abre como el cielo después de una tormenta en un mundo sin respuestas.

Puntos en el tiempo tiene una forma de concebir el tiempo como en ningún otro libro ni narración, de forma tal que puede leerse como una serie de textos cortos, cuentos sin continuidad ni relación, o como una novela extraña llena de personajes salidos de Las mil y una noches, plagada de guerreros y sultanes, de tierra roja y desierto, de camellos y proverbios. Los puntos en el tiempo deben leerse de manera literal: la continuidad temporal es una ilusión, y el relato salta de una cosa a otro, de un moro a un sultán y de una princesa a muchachas judías o jóvenes musulmanes. Hay un aire místico y sagrado en todo lo que cuenta Bowles, y el lector no puede más que sentir ese exotismo como una forma en que el mundo entra en nuestro ser: es un mundo extraño, donde se dan relaciones raras, y estamos vivos en un punto diminuto del universo.

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