Luego de la «operación cicatriz» entre los colorados, referentes del PLRA y sectores de la prensa piden imitar la vocación de poder de la ANR. Para tener chances en el 2023 piden el fin de las peleas y divisiones entre opositores.
La unidad colorada, oficializada esta semana, comienza a tener sus primeros efectos sobre el tablero de la política paraguaya. La primera reacción de la oposición fue de indignación y fuertes arrebatos emocionales contra la ANR. Sin embargo, ahora comienzan a sonar voces que piden más racionalidad y pragmatismo.
Así, sectores de la prensa y referentes políticos del PLRA piden tomar el mismo camino de los colorados, dejando atrás los fuertes enfrentamientos que tienen el llanismo y el efrainismo. De la aversión a la identificación con el otro, diría algún psicólogo con vocación de analista político.
Según publica el diario ABC, Nakayama afirmó que “los liberales están haciendo un gran favor a los colorados manteniéndose divididos”. Se deduce de esto que lo que sus correligionarios deberían hacer es seguir el modelo colorado de unidad no solo al interior del PLRA, sino de todos los demás partidos opositores.
Lo que Nakayama sostiene es obviamente legítimo, pero además es una exigencia mínima si consideramos que un aspecto de la política es ganar. Lo que resulta llamativo es la actitud de ciertos sectores de la opinión pública. Exigen unidad a la oposición y califican la misma unidad en el coloradismo como una “amenaza a la democracia”.
Este doble estándar para evaluar las mismas acciones además de ser un acto de gran hipocresía, contiene una fuerte vocación autoritaria y elitista, porque se consagra que el acuerdo político solo puede ser legítimo cuando lo realiza la oposición. ¿La ANR agrupa a ciudadanos de segunda categoría que no tienen el derecho de forjar alianzas internas? La pregunta no es menor, si recordamos que es el partido con mayor cantidad de afiliados de nuestro país.
Por otra parte, más allá de estas incoherencias, no hay que perder de vista que la unidad de los colorados no será tan sencilla de replicar. Mientras que en la oposición conviven sectores de izquierda, liberales recalcitrantes como el propio Nakayama, negacionistas del cambio climático como Patria Querida o simples aspirantes a mayores controles prebendarios como Alegre y Llano, en la ANR hay, por el contrario, un fondo de pertenencia política más fuerte que facilita los acuerdos.
