¿Torpeza o conspiración contra el presidente? Los graves errores comunicacionales de esta unidad militar perjudican directamente a la acción del gobierno y llevan a pensar que la «torpeza» podría haber sido deliberada.
El pasado miércoles empezó a circular la información de que dos figuras de la plana mayor del autodenominado EPP habían sido abatidas por la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC). Desde temprano en las redes sociales, comunicadores que decían tener información privilegiada anunciaban la muerte de Magna Meza, una de las integrantes más conocidas del grupo criminal. Esto motivó el desplazamiento del mismísimo presidente de la República al lugar de los acontecimientos.
Horas después, empezó a saberse que, en realidad, las muertas eran dos niñas de 11 años, de nacionalidad argentina, tal como lo verificó el forense Pablo Lemir este fin de semana. El operativo terminó de manera trágica y, además, desencadenó un reclamo diplomático por parte de la Argentina.
Frente al carácter criminal e inmoral del EPP por exponer a dos menores en un lugar de extremo peligro, resulta sorprendente la torpeza y la inoperancia de la FTC para explicar a la ciudadanía el operativo desarrollado, esclarecer las dudas, y despejar cualquier sospecha sobre su accionar en el presunto enfrentamiento.
La FTC debió asumir la responsabilidad que le cabe por lo sucedido, sin vincular la imagen del presidente cuando no había certeza sobre el éxito del operativo.
Ya El Trueno lo viene advirtiendo hace varias semanas, pero no está de más volver a reiterarlo: el primer mandatario debe hacer uso de los resortes que tiene el poder para no afectar su imagen. En otras palabras, funcionarios de segunda y tercera línea deben pagar por los errores que cometen y ser la cara visible de estos.
Los errores comunicacionales de la FTC afectan la acción del gobierno, sobre todo en lo que concierne al ejercicio del monopolio de la fuerza pública. Por eso, los enredos en que los voceros del procedimiento se vieron envueltos son inadmisibles: versiones encontradas, contradicciones, improvisación.
La inoperancia no puede tener segundas oportunidades cuando están en juego aspectos centrales en la legitimidad del Estado. En este contexto es obligatorio extremar los recaudos para transmitir un mensaje coherente, sin fisuras y de fácil comprensión para la ciudadanía. Pero por el contrario, la información transmitida por la FTC fue confusa y sin certezas.
Se puso incluso en riesgo la seguridad del primer mandatario, trasladándolo al campo de conflicto sin tener verificado el éxito del operativo.
Todo lo expuesto alimenta la hipótesis de un complot deliberado para minar la imagen del titular del Ejecutivo, según fuentes de primera a las que accedió El Trueno. Desde hace tiempo, elementos residuales de intereses contrarios al gobierno se encuentran operando en esta unidad militar. Se encontrarían planificando, bajo la connivencia del Gral. Grau, tareas de desgaste político en un momento en que crece la desconfianza ciudadana en los mandos militares que operan en el norte.
Debemos además considerar que vivimos un momento histórico donde las fuerzas armadas vuelven a tener aspiraciones de participación de los asuntos políticos en la región, por lo que esto es una señal de alerta que debe ser tomada con excesiva seriedad. El gobierno debería abrir una investigación sobre posibles actos de sabotaje y corrupción en las FTC.
Ninguna de estas hipótesis debe ser descartada. Por cada una de estas razones, los miembros de la FTC involucrados deben explicar punto por punto el procedimiento que llevaron a cabo y, si no pueden hacerlo, que asuman la responsabilidad que les compete, sometiéndose a las exigencias de las normas de procedimiento penal.
Asimismo, teniendo en cuenta que nuestro país no escapa de la enorme crisis que vive el mundo e, incluso, para el año que viene se previó un ajuste fiscal, la FTC debe adoptar una rendición estricta del gran presupuesto con el que cuenta. Y más todavía ante la sospecha constante de mal uso de los recursos.
Desde su creación, la FTC tuvo escasos resultados, por no decir irrelevantes. No han logrado desarticular la inmensa trama de ilegalidad en la zona norte, ni mucho menos ganarse la simpatía de la comunidad.