Alemania importa de Rusia el 55% de su gas, así como el 42% de su crudo y carbón, una dependencia por la que el gobierno ha hecho autocrítica desde la invasión de Ucrania, pero que tardará años en reducirse.
«Tenemos que ser capaces de mantener [las sanciones] a largo plazo», explicó la jefa de la diplomacia, Annalena Baerbock. «No servirá de nada si dentro de tres semanas descubrimos que sólo nos quedan unos días de electricidad en Alemania, por lo que tenemos que revertir las sanciones».
«Estamos dispuestos a pagar un precio económico muy, muy alto», pero «si mañana en Alemania o en Europa se apagan las luces, eso no va a detener los tanques», añadió Baerbock. «Si estas sanciones detuvieran esta guerra, las tomaría inmediatamente», observó el ministro, buscando justificar la dependencia europea de los recursos naturales rusos.
El Ministro de Economía alemán, Christian Lindner, también se mostró escéptico. «No debemos limitar nuestra capacidad de mantenernos» y «decidir un embargo unilateralmente tendría un impacto negativo en esta capacidad», dijo.
Por su parte, la prohibición de las importaciones de gas y petróleo procedentes de Rusia «amenazaría la paz social» en Alemania, declaró el viernes el ministro de Economía Verde, Robert Habeck.
Fuente: Le Monde