Paranaländer se bebe una botella de caña de guavira para despertar del sueño de la razón filosófica del Paraguay según lo sostiene Raúl Amaral (1918-2006).
Según Raúl Amaral en “La Filosofía en el Paraguay” (2016), nuestro país ha tenido más presidentes de la república dedicados a la filosofía comparado con nuestros vecinos del Río de la Plata: en total 4 con Cecilio Báez, Eligio Ayala, Eusebio Ayala y Natalicio González. Mientras Argentina tuvo solo a 1 con Hipólito Yrigoyen e idéntico número Uruguay con José Batlle y Ordóñez.
Este curioso texto también registra que: “que en el Paraguay, desde la época fundacional, la filosofía ha tenido palpable vigencia”.
Cita como un antecedente pionero el libro “La república de Platón y los guaraníes” (1795) de José Manuel Peramás.
Entre los textos más llamativos y que me producen un retintín de intriga y perplejidad están: “El materialismo histórico” (1989) de Eligio Ayala y dos obras con títulos “delirantes”: Hipótesis física del tiempo (1987) y “La no existencia física del tiempo” (1994), ambos obra de José María Rivarola Matto.
A Don Carlos lo eleva por las alturas del empíreo filosófico: fue el iniciador de la enseñanza de filosofía en el Paraguay. Fue en 1808 alumno en el Colegio Seminario de San Carlos (aprobó por unanimidad los complementos de la asignatura: Lógica y Ética). Allí tuvo de condiscípulos a lo guaraníes Venancio Toubé y Juan de la Cruz Yaguareté.
Dentro del rico anecdotario novecentista, Amaral nos cuenta la protagonizada por el futuro director del Colegio Nacional (junio 1901), Fulgencio R. Moreno (con el seudónimo periodístico de Fulcio) contra las ideas expuestas por el pastor metodista Dr. Thompson en una conferencia titulada “El testimonio de los átomos” (impartida en el Instituto Paraguayo).
“Un reparo me permitirá a mí el Dr. Thomson, a mí, átomo de su auditorio”.
Moreno defiende a la trinidad materialista de entonces: Büchner, Vogt y Moleschott., proclamando la bancarrota de la metafísica.
El gringo le respondió con una “Contrarréplica a Fulcio”.
Domínguez, rector de la Universidad Nacional, proclama que “el patriotismo aliado a la ciencia es la energía suprema”. Confiesa que un Paraguay científico es el Paraguay de sus sueños. Sugiere “nacionalizar” la enseñanza.
El Dr. Manuel Franco piensa en 1904 la necesidad de la introducción de la metafísica en los programas de estudio universitarios.
De 1909 son los “Diálogos” de Moreno influenciados por Luciano de Samósata, ese satírico de estirpe sofista.
Su biblioteca incluye El Capital de Marx (versión extractada del yerno Paul Lafargue con introducción de Pareto).
En 1911, fin del periodo de Albino Jara, nace en Moreno su acercamiento a “Discurso a la nación alemana” de Fichte.
En los “Recuerdos de la vida literaria”, su autor, el escritor argentino Manuel Gálvez dice haberse encontrado en Asunción en octubre de 1928 con Eusebio Ayala. Cuenta allí que Ayala le regaló “El mariscal Solano López” de O’Leary, con el propósito de que se documentara para la escritura de su “Escenas de la guerra del Paraguay”.
Eligio Ayala, según Amaral, puede ser sintetizado con la siguiente expresión. De Nietzsche a Bergson.
El materialismo histórico visto por Ayala no era una concepción aplicable desde la lucha de clases y la preeminencia económica, sino un método para analizar la vida social.
Pane presentado por Amaral resulta un intelectual progresista: desmonta el mito del Pane tradicionalista, católico y conservador. Para ello recurre al folleto “La religión y el miedo” (1908), y su propia confesión de divorcista en el parlamento y su apoyo a la reivindicación social tanto como su adhesión a las luchas del proletariado.