La novela de Bret Easton Ellis es mejor que la de Camus, mejor que todo el existencialismo francés, porque no hay una intención moral en Ellis, no hay moralejas para el lector. Por: Derian Passaglia
Cuando tenía veinte años, en 1985, Bret Easton Ellis publicó la novela Menos que cero, y al toque se convirtió en best seller. Veinte años tenía. Casi cuarenta años después de su publicación Menos que cero es un clásico. Trata sobre los nuevos ricos de mediados de los ochenta en la ciudad de Los Ángeles. Aparecen otros escenarios además de LA: Hollywood, Palm Spring, Santa Bárbara, Beverly Hills, la avenida Sunset.
La primera vez que lo leí me identifiqué con su tema: un chico de dieciocho años, Clay, que vuelve a su casa por las vacaciones después de pasar toda la temporada estudiando en la universidad de California. Hoy, que ya no soy estudiante, ni tengo veinte años, la leo distinto: la novela cuenta las costumbres de los que hicieron su fortuna en las últimas décadas del siglo XX. Los personajes están permanentemente drogados con cualquier clase de droga. ¿Seguirán viviendo así los nuevos ricos? ¿O habrán pegado la vuelta, y hoy la vida sana, el cuidado del cuerpo y el yoga es la nueva droga?
Todos los personajes parecen zombies o máquinas sin sentimientos. Los días de Clay pasan iguales e indiferentes, entre fiestas en mansiones con piletas y cocaína. La cultura más elevada a la que acceden es la televisión: miran videos en MTV como otra droga sedante hasta quedarse dormidos sobre un sillón. Manejan autos caros, hacen compras en shoppings y van al cine también drogados y cuando salen no se acuerdan qué película fueron a ver.
El narrador tampoco siente y se droga como el resto, pero su mirada es distanciada de ese mundo, quizá porque la cantidad de cosas que se mete en el cuerpo le impide juzgar, o sencillamente no le importa. A nadie le importa nada. Al narrador todo le da igual, todo le parece lo mismo. No tiene motivaciones ni proyectos, no tiene sueños ni esperanzas. Esto lo convierte en un personaje de la mejor tradición existencial. En El extranjero de Camus, la madre de Meursault muere y a él no le importa. ¿Por qué el existencialismo representó su filosofía a través de personajes conflictuados psicológicamente, sin motivaciones?
Clay, el protagonista de Menos que cero, es mejor que Meursault; la novela de Bret Easton Ellis es mejor que la de Camus, mejor que todo el existencialismo francés, porque no hay una intención moral en Ellis, no hay moralejas para el lector. Clay es así porque es así, su familia es así porque es así, sus amigos son así porque son así. Tienen plata, están en el lugar más privilegiado del centro del mundo. Eso es lo único que les “pasa”.