El ministro de Justicia, Ángel Barchini, atraviesa una crisis con varios frentes de conflicto y podría ser el primer «fusible» del gobierno de Santiago Peña. Su situación dentro de la administración ha sido puesta en jaque por diversas razones que ponen en tela de juicio su capacidad en la gestión.
Pocos días antes de asumir en el cargo de titular de la cartera de Justicia, Barchini había manifestado que había muchas cosas «que emular» del presidente salvadoreño Bukele.
A menos de dos meses de iniciada su gestión, su ministerio se caracteriza por generar crisis en una frecuencia casi semanal, como se viene observando con la grave situación que viven las penitenciarias.
Los hechos más graves se dieron ayer, 10 de octubre, cuando el penal de Tacumbú fue directamente tomado por el Clan Rotela, con rehenes, incendios y enfrentamientos. La situación fue de tal gravedad que tuvieron que intervenir el Cardenal Adalberto Martínez, y el propio presidente Peña se trasladó al Ministerio de Justicia. Todo esto ante la ausencia y el silencio de Barchini.
Sin embargo, el actual ministro de Justicia atraviesa una sucesión de crisis que viene desde el inicio de su gestión.
Control de las organizaciones criminales.
Una de las declaraciones más controversiales y perturbadoras es la reciente confesión de Barchini, que asegura no tener un equipo de trabajo propio y que todas sus acciones están bajo el control de organizaciones criminales que operan desde las cárceles. Este escenario proyecta una imagen de vulnerabilidad institucional y pone en riesgo la seguridad nacional.
Esto le ha valido ya severas críticas, instándole a conformar su equipo o dimitir.
💬"Si Barchini no puede armar un gabinete de su confianza, de gente que no le filtra información, él no puede seguir siendo ministro de Justicia. Él es el encargado de disminiuir la tensión en los recintos penitenciarios"
👉🏻 Opina el criminólogo Juan Martens, sobre declaraciones… pic.twitter.com/pXkAbvSmX8
— NPY Oficial (@npyoficial) October 2, 2023
Conflictos internos
Rodrigo Nicora, su propio viceministro de Política Criminal, ha emergido como una figura crítica hacia Barchini.
Desafiando a su superior, Nicora desautorizó públicamente las palabras del ministro, dando a entender que él fue quien logró pacificar el penal y apagar el incendio luego de las torpes declaraciones sobre amenazas de intervenciones y «derramamientos de sangre».
𝗔𝗛𝗢𝗥𝗔🔴 |
🗣️El viceministro de Política Criminal, Rodrigo Nicora, dijo que los internos de Tacumbú se mostraron preocupados tras las declaraciones del ministro de Justicia, @angelbarchini
🚨Indicó que no hay motivos para una intervención en el penal
🎙️Vía @francojose1983… pic.twitter.com/o5H9ys5oUX
— Radio 780 AM (@780AM) October 2, 2023
Descontento regional
Los directores regionales de penitenciarias, entre ellos el ahora ex director Javier Rodas Falcón de Itapúa, también conforman otro foco de conflicto y alzaron la voz contra Barchini. En declaraciones públicas salieron a contestar, en tono de refutación, a las versiones dadas por el ministro sobre supuestas fiestas sexuales en la prisión.
Presión mediática
No solo los miembros de su administración son críticos. Desde el grupo Nación, afín al gobierno, se ha puesto en contraposición la figura de la exministra Cecilia Perez. A través de la red social X, uno de los referentes en investigaciones periodísticas policiales, destacó a Perez por su valentía al enfrentar personalmente una revuelta carcelaria, contrastando su actitud proactiva con la pasividad de Barchini.
Lo que olvide. Cecilia Perez fue una vez a la misma penitenciaria a desactivar una revuelta de estos grupos, ni idea como. Pero fue.
El mensaje político vale y muchoPermitir abiertamente el manejo de las penitenciarias, es un adiós. Cerremos o démosle oficialmente la llave https://t.co/INilkJeeVv
— Ós Lovera (@oslovera) October 3, 2023
Aumentando la presión, han surgido publicaciones periodísticas que vinculan a Barchini con la dirección de licitaciones de seguros médicos a empresas «fantasma» o de maletín, hecho que ha sido desmentido por el ministro pero que continúan en el tapete.
En este contexto, mientras estalla una crisis penitenciaria, Barchini es vinculado con una millonaria compra directa de combustibles de Petropar, por vía de la excepción, a la empresa de su sobrina, la corredora de automovilismo y proveedora multirrubros del Estado, Andrea Lafarja.
No es la primera vez que Barchini se encuentra en el ojo del huracán. En el pasado, fue relacionado con Ahmed Hashem, supuestamente implicado en un escándalo de tráfico de drogas, lo que mancha aún más su reputación.
El horizonte parece oscurecerse para el ministro Barchini. Con tantos frentes abiertos, solo el tiempo dirá si logra mantenerse en su puesto o si se convierte en el primer «sacrificado» del gobierno de Santiago Peña en aras de mantener la imagen de integridad y eficiencia.