En un mundo donde «estar sentado es el nuevo fumar», como dicen en Inglaterra, este estudio resalta la importancia de la actividad física, no solo como una herramienta para mejorar la calidad de vida, sino también como una necesidad imperiosa para la supervivencia.
Investigadores noruegos han arrojado luz sobre un tema de creciente interés para la salud pública: el impacto de la actividad física en los riesgos asociados a un estilo de vida sedentario. En su informe, los científicos defienden que apenas 25 minutos de ejercicio al día pueden disminuir significativamente las consecuencias nocivas de permanecer sentados por períodos prolongados.
La investigación, publicada en el British Journal of Sports Medicine el 24 de octubre, se basó en el seguimiento de aproximadamente 12.000 adultos mayores de 50 años de Noruega, Suecia y Estados Unidos. Los participantes, que llevaban consigo dispositivos de seguimiento de actividad, mostraron que ser sedentario más de doce horas al día se relaciona con un incremento del 38% en el riesgo de mortalidad.
No obstante, este peligro se reduce significativamente al incorporar entre 22 minutos de actividad física moderada a vigorosa (APMV) diariamente, lo que incluye ejercicios que aceleran la respiración como el jogging, la natación o la marcha rápida.
Curiosamente, la misma investigación destaca que incluso una cantidad mínima de actividad física, como diez minutos al día, puede asociarse con una reducción del riesgo de mortalidad de entre un 15% y un 35%. Esto es una llamada de atención para aquellos cuyo estilo de vida es predominantemente sedentario, ofreciendo un camino tangible para mejorar su salud a través del ejercicio físico.
François Carré, un cardiólogo deportivo en el CHU Pontchaillou de Rennes y presidente del colectivo Pour une France en forme, enfatiza la importancia de combatir el sedentarismo, que él considera un verdadero «tsunami social» en nuestras sociedades modernas. El mensaje es claro: «Hoy en día, cuanto más activo uno sea, mejor será para nuestra salud», resalta David Thivel, profesor universitario y vicepresidente del Observatorio Nacional de Actividades Físicas y de la Sedentaridad de Francia (Onaps).
Los datos son alarmantes: de acuerdo con esta institución francesa, las personas pasan más de siete horas al día en actividades sedentarias, y este tiempo aumenta dramáticamente entre los más jóvenes. Régis Juanico, ex diputado y autor del libro «Bougeons! Manifeste pour des modes de vie plus actifs» (¡Movamonos! Manifiesto por modos de vida más activos), sostiene que la lucha contra el sedentarismo debería ser una prioridad en la prevención de la salud pública en todas las etapas de la vida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revisado sus directrices en 2020 y ahora recomienda hasta 300 minutos semanales de APMV para personas muy sedentarias. Aunque estas cifras puedan parecer desalentadoras para algunos, es fundamental comprender que incluso breves interrupciones del sedentarismo, como levantarse de la silla cada hora, optar por las escaleras o caminar pequeñas distancias, pueden contribuir positivamente a nuestra salud.
Ulf Ekelund, de la Escuela Noruega de Ciencias del Deporte en Oslo y coautor del estudio, apunta que «pequeñas cantidades de APMV pueden ser una estrategia eficaz para reducir el riesgo de mortalidad asociado con un alto tiempo de sedentarismo». La idea es sencilla: moverse es vital y cada minuto cuenta.
En un mundo donde «estar sentado es el nuevo fumar», como dicen en Inglaterra, este estudio resalta la importancia de la actividad física, no solo como una herramienta para mejorar la calidad de vida, sino también como una necesidad imperiosa para la supervivencia.