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viernes, noviembre 22, 2024

Recuento de estafadores que fueron recibidos con alfombras rojas por el poder

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Después de que el presidente Mario Abdo recibiera esta semana a un “CEO” de la firma Lamborghini, que resultó ser un impostor, se comenzó a recordar casos similares, con la diferencia de que significaron daños reales para el Paraguay y no un simple papelón mediático.

Fernández no fue el primer estafador, impostor o corrupto –y probablemente no sea el ultimo- en permear los círculos de poder del Paraguay. Por el contrario, abundan casos previos, algunos más conocidos que otros, pero todos con turbios prontuarios.

Marcelo Odebrecht, uno de los nombres más famosos ligados a la corrupción en Latinoamérica también pasó por la alfombra roja del Palacio de López.

Fue invitado a la asunción al mando del ex Presidente de la República, Horacio Cartes, con quien mantuvo encuentros en los que avanzó sobre su idea de invertir en Paraguay.

Horacio Cartes con Marcelo Odebrecht, CEO de la firma ligada al escandalo mas grande de corrupcion de la historia de Brasil.

Odebrecht probablemente hubiera desembarcado en Paraguay de no ser por el estallido del escándalo caso conocido como Lava Jato en el Brasil.

La firma Odebrecht incluso llegó a estar calificada de manera excelente en nuestro país para ser parte de obras en alianza público-privada, que según la Senadora Desiree Masi solo cayó una vez que Marcelo Odebrecht fue ingresado a prisión.

Otro caso reciente es el de Darío Messer, a quien Horacio Cartes calificó como su “hermano del alma”. Messer quien en Brasil es llamado “o doleiro dos doleiros” (cambista de los cambistas, en referencia al cambio de divisas), está actualmente preso en el vecino país por acusaciones que lo incluyen como parte importantísima del esquema de lavado de dinero de los activos provenientes de la corrupción.

Horacio Cartes con Darío Messer en ocasión de un viaje oficial a Israel.

Messer, quien tiene importantes negocios en nuestro país, no solo llegó a las altas esferas del poder con Cartes sino que incluso fue parte de la delegación en viajes oficiales a Israel, mostrándose en todo momento con el ex mandatario nacional.

Según las versiones que llegan del Brasil, en estos días debería declarar y en caso de que acepte someterse a ser imputado colaborador, sus delaciones podrían tener fuertes implicancias incluso en Paraguay.

Otros sonados casos de embaucadores y estafadores que llegaron a nuestro país se dieron un poco más atrás en el tiempo, durante el gobierno de Stroesnner e incluso llegaron a afectar la imagen de nuestro país en el extranjero.

Tal es el caso del señor Gustavo Gramont Berres, cuyo nombre verdadero es Benjamín Levy Avzarradel, uruguayo que había llegado fugado de Argentina por problemas de emisión de cheques sin fondos. Rápidamente se hizo amigo de varios jerarcas del régimen lo que le permitió ser nombrado cónsul, luego embajador itinerante.

Gramont, durante su estadía en el país

Gramont Berres, ex embajador itinerante y estafador posa para la foto en compañia del dictador Stroessner en una recepción oficial.participaba de eventos y cocktails oficiales, incluso con el dictador y aprovechando esa fama, además de los nombramientos diplomáticos recibidos, contrajo grandes empréstitos con bancos suizos para supuestamente hacer inversiones en Paraguay, con un supuesto aval del estado.

Claro que esas inversiones nunca llegaron y esa deuda durante muchos años pretendió ser cobrada al estado paraguayo que la desconocía como tal, ya que había sido adquirida por un privado.

Al parecer el stronismo fue un buen caldo de cultivo, una escuela, para los “chantas”, embaucadores y vendehumos.

Según las crónicas de la época, hizo su arribo al país un personaje al que se denominó “el bello cónsul”. Un ciudadano alemán de nombre Hans Herman Weyer, quien conocía a profundidad la decadente pero siempre aspiracional nobleza europea.

Según los relatos este personaje se dedicaba a vender títulos nobiliarios a millonarios que deseaban además de la riqueza tener un toque de aristocracia.

Al “bello cónsul” no le fue difícil llegar a los círculos más cerrados del poder; con su refinada educación embaucó rápidamente a los altos mandos stronistas con quienes entabló amistad y eso le permitió concurrir a los mismos lugares incluso que Stroesnner.

Aprovechando estos vínculos, según el escritor Aníbal Miranda, este alemán “vendió pasaportes paraguayos a prófugos de la justicia, títulos nobiliarios a paraguayos y alemanes incautos, tierras que solo existían en los papeles, autos de lujo, mansiones, visas y radicaciones a un precio conveniente para su rumboso tren de vida”.

Estos son solo algunos de los personajes que a los largo de la historia permearon los círculos de poder de nuestro país. Lograron deambular por el Palacio de López, Mburuvicha Roga y cuanta recepción oficial hubiera.

Además, no podemos dejar de mencionar a grandes empresas conocidas mundialmente por participar en esquemas de corrupción, como Issolux Corsan (constructora del “súper viaducto”) y Mota Engil (constructora del metro bus fantasma), ambas cosas configuran estafas multimillonarias al pueblo paraguayo.

El trasfondo de estos casos quizás sea siempre el mismo fin: una mentalidad colonial de autoridades que no dudan en arrodillarse ante aventureros de tierras lejanas, asociándolos de manera entreguista a la modernización y el progreso.

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