Los indisolubles lazos con nuestra historia del candidato que tiene más chances de convertirse en el nuevo presidente del Uruguay. Bisnieto de Luis Alberto de Herrera, el gran político oriental que se enroló en ejército paraguayo durante la Guerra del Chaco.
El domingo 24 de este mes se realiza la segunda vuelta electoral en el Uruguay para definir al presidente que gobernará a este país socio del Mercosur entre el 1º de marzo de 2020 y el 1º de marzo de 2025.
A tenor de las encuestas, el senador Luis Lacalle Pou sería el triunfador, de la mano de una coalición de centro derecha que cerraría el ciclo de 15 años del socialdemócrata Frente Amplio en el poder. El último sondeo refiere que si los comicios fueran hoy, el candidato opositor obtendría 5% más que el oficialista, Daniel Martínez.
¿Pero quién es Luis Lacalle Pou? Esta es la segunda oportunidad que el parlamentario pugna por la presidencia del Uruguay. Hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle Herrera, que gobernó el país hermano entre 1990 y 1995, y de la ex senadora Julia Pou.
De raigambre nacionalista, la familia del actual líder del Partido Blanco tiene vínculos históricos indisolubles con el Paraguay y con su historia desde hace más de 150 años.
Lacalle es bisnieto de otro ex presidente uruguayo, Luis Alberto de Herrera, cuyo nombre es familiar para los paraguayos desde hace muchas décadas… y no sólo por el nombre de la céntrica calle que lleva su nombre.
Herrera, a su vez, fue hijo de Juan José de Herrera, canciller del Uruguay en 1864, durante el gobierno blanco de Bernardo Berro. En aquel entonces, avasallado por las tropas invasoras del emperador del Brasil, Pedro II, los blancos solicitaron el auxilio del Paraguay. Y vaya que los recibieron. En su defensa, el Mariscal Francisco Solano López se vio envuelto en un conflicto internacional que prácticamente supuso un genocidio para nuestro pueblo.
Luis Alberto de Herrera, heredero de aquella inmensa deuda de gratitud, batalló toda su larga vida y su dilatada trayectoria política a favor del Paraguay. Así, por ejemplo, escribió varios libros de historia que defienden la política internacional del Mariscal López: “El Drama del ’65. La culpa mitrista”, es uno de los más emblemáticos.
Soldado voluntario en el Chaco
Pero su apego al Paraguay no se redujo a las palabras. Fiel amigo de la clase política más ilustrada de nuestro país, sobre todo de aquella surgida con el Novecentismo, mantuvo una larga relación de larga amistad tanto con Juan Emiliano O’Leary como Ignacio Alberto Pane y otros grandes referentes del entonces Partido Nacional Republicano.
Previamente a la Guerra del Chaco, fue un connotado “publicista” de la causa paraguaya, no sólo en su país, sino en el resto del continente.
Al estallar el conflicto bélico con Bolivia, en noble adhesión a nuestro país, Herrera se enroló en el Consulado paraguayo en Montevideo como soldado voluntario; vino personalmente a Asunción y de allí se trasladó a Boquerón, donde fue testigo presencial de la recuperación del histórico fortín, durante el mes de setiembre de 1932.
Acompañó personalmente al comandante de las fuerzas nacionales, José Félix Estigarribia, en el comando ubicado en Isla Po’í, en el Chaco Boreal.
Mientras tanto, su esposa, Margarita Uriarte, fundaba en Montevideo un Comité de Solidaridad con el Paraguay en el que se colectaban y despachaban hacia nuestro país insumos médicos para atender a los soldados heridos en el frente.
Hace dos años, las historiadoras María Liliana Brezzo y María Laura Reali, publicaron el interesante libro “Combatir con la pluma en la mano”, en el que se recoge gran parte del intercambio epistolar registrado entre O’Leary y Herrera durante la guerra del Chaco.
Ya en la década del ’40, Herrera llegó incluso a plantear que Argentina devolviera al Paraguay el territorio usurpado a nuestro país tras la Guerra de la Triple Alianza a cambio de que el entonces gobierno paraguayo (justamente encabezado por el general Estigarribia) se solidarizara con la causa argentina por la soberanía de las Islas Malvinas.
En épocas más tardías, más precisamente en 2012, cuando el Paraguay fue temporalmente suspendido del Mercosur, el nieto de Herrera, el también ex presidente Luis Alberto Lacalle, vino personalmente a Asunción para apoyar a nuestro país y cuestionar la decisión asumida al interior del órgano de integración regional, del que él mismo fue fundador en marzo de 1991.
Estos no son sino alguno de los hechos que hermanan profundamente a uruguayos y paraguayos –a más, claro está, del asilo concedido en 1820 por el doctor José Gaspar Rodríguez de Francia al prócer oriental José Gervasio Artigas- y que signan la historia de una dinastía política uruguaya que hoy, nuevamente, está a un paso de llegar a la cúspide del poder para dirigir los destinos de la hermana República Oriental por los próximos cinco años.