Nuestro columnista Paranaländer rescata del olvido a Ernesto Giménez Caballero, reflexionando sobre la particular idea que tenía el escritor español sobre Asunción, capital de nuestro país.
Por: Paranaländer
Yo que por principio no tengo principios, solo he llegado a transgredir tan férrea ética, cuando se trata de pensar el futuro: siempre en contra de toda reforma o revolución, pero sobre todo temo al futuro, que para mí simboliza y representa solo una cosa: la muerte.
Entre los que no se han comedido en imaginar futuros alternativos (para mí uno sería oír en loop hasta la eternidad Boulevard of broken dreams, versión de la activista folkie Barbara Dane), coloco en primer lugar, por su grouxomarxismo, a Giménez Caballero. Personaje inefable, escupido en todos lados, carajeado, olvidado, ninguneado, liquidado con un pyambu, alienígena definitivamente, y, a la vez, muy de una zeitgeist del cual hoy nos reímos. Vegetando en un ahora en que todo es hoax o a punto de devenir hoax, quién en nuestro hermoso lar mental se atreve a plantear geopolíticas sustentadas por gastronómicas nativistas o míticas. La risa también puede soñar mundos no pesadillescos.
Fase integracional de las naciones hei Gecé (como es conocido también nuestro falangista) en plena cold war, con una ironía atrevida, plantea que la Estrasburgo subcontinental de América sea Asunción! En una conferencia en sesión de la municipalidad…pone sobre el tapete de los concejales la idea de abrir Asunción al mundo, a la sazón lleno de comunistas, ser impregnado de sus fantasmas, ¡en plena era de Stroessner! Fantastique.
Es 1970, Asunción donde por primera vez se proclamó la federalidad sigue diciendo.
Imaginaba un Consejo de la Cuenca del Plata del cual Asunción, igual que entonces Estrasburgo lo era para la naciente Comunidad Europea, sería la capital, pues reunía los requisitos de ser un ciudad que no despertarías tensiones ni celos.Tapón de los poderosos brazucas y kurepas.
Atájense, entre los paralelismos geopoliticos entre Estrasburgo y Asunción citan los siguientes:
“Ya antes de llegar los españoles era la futura Asunción, bajo su Ruvicha Caracara, donde se reunían, en foedus defensivo, los otros caciques o ruvichas: Ambaré de Lambaré, Moquiracé de Tapua, Cupirati de Tacumbu, Mairaru de Pinosa, Timbu-ai de Ñuguazu, entre otros. Y se le tenía como tierra ideal, sin mal, paradisíaca (Mbaeveraguazu, Yby maraney)”.
Con Asunción nadie puede disputar la capitanía ideal de América, dice el embajador de Franco en la remota Paraguay, «país mierda» para el susurrealista Buñuel quien en las conversas con Max Aub lo recuerda, sí fue mi cuate, pero imagínate, terminar en Paraguay, ¡wakalá! Los surrealistas sí saben de ascos & discriminaciones.
El mestizo yopará equivale al alsaciano de Estrasburgo sigue diciendo Gecé.
“En el mundo espiritual de la literatura, el arte, la costumbre, ¡cuántas aproximaciones podrían señalarse! Así, la marquetería alsaciana de un Spindler correspondería al trabajo de la madera pulida o las tallas de Tobati. Y la literatura de un Schickele recordaría la de un Julio Correa. Y el traje de “la alsaciana” con su lazo de papillón y su corpiño evocaría el de la cuñatai con su tipoy y su kyguavera de Santa Odilia. Y el manjar de la chipa guazú con el foiegras. Y la mandioca y la choucroute. Y la polka como baile común”.
Aquí se puede leer la conferencia:
https://es.scribd.com/doc/42410977/Asuncion-Capital-de-America
