En este nuevo envio, Paranaländer nos presenta sus aforismos preferidos de Friederich Hebbel (1813-1863), desestimando así la selección hecha por los hermanos Casaccia durante un intercambio epistolar a mediados de la década de 1940.
Por: Paranaländer
Leo con desgana las cartas entre Benigno Casaccia Bibolini y su hermano César Alberto, un tipo bastante liviano que, comentando el libro Grandes Aforistas de Emecé de 1944, evidenciando su natura, cita a Wilde, el más superficial de todos los antologados allí, que incluye al infaltable Nietzsche (un apellido con exceso al pedo de letras), Gracián, La Rochefoucauld y, para mí, la cumbre del volumen, Marco Aurelio y Hebbel.
Hebbel, diarista, aforista, autor teatral, sobre todo, leído por Steckel, por Jünger en sus diarios de la guerra de París ocupada por los nazis, amigo de Heine…yo lo veo a la altura del emperador romano…
Antes de pasar a los aforismos absolutamente maravillosos que pienso extractarles, termino el tópico sobre los hermanos Casaccia con una reflexión acerca del prototipo del «intelectual parawayensis», su enfermedad infantil eterna. Son tan aburridos que ya con la guerra civil del 47 cerniéndose sobre Paraguay, ellos no paran de divagar sobre las cartas de van Gogh, leen absurdos autores españoles y, sobre todo, ese afranxutamiento, ¡imagina leer a Mauriac…!
El narcisismo, el ombliguismo, la endogamia, típica enfermedad infantil del intelectual paraguayo, que se ve como el eterno incomprendido, aichenjaranga, sin contacto con el pueblo, desprecia el guaraní, dicen que «Paraguay es una mierda» porque solo 4 compraron sus libros, hasengyreipa cuando su amiga Plá guarda sibilino silencio sobre su libro más reciente, siempre se conceptúa por encima de su entorno, ebrio de un delirio de grandeza de enano…Y cuando llega a conformar un poder, la tiranía, la exclusión de sus colegas será su ley. Por eso, el artista incomprendido es una flor horrenda en Man Ray.
Sigue una brevísima selección de aforismos de Hebbel tomados del libro citado ut supra:
“Yo soy A y tú eres B. Pero ambos estamos en el abecedario”.
“El pabilo, negro, horrible; la llama, tan hermosa. ¡Y, sin embargo, padre suyo el pabilo!
“Abracémonos como si la humanidad hubiese muerto y solo nosotros dos quedásemos para perpetuarla”.
“Hegel mata la vida y dice luego que la ha resuelto”.
“No es el águila la que chupa la miel de las flores, sino las abejas. Poetas de segundo orden”.
“(A propósito de plagios literarios) Se pueden robar los muebles, pero no la casa”.
“En el poeta, como en el toro de Falaris, el dolor de la humanidad se convierte en música”.
“Ver las pinceladas en lugar del cuadro”.
“En arte, el hijo instruye al padre: la obra al maestro”.
“El arte es la filosofía realizada”.
“Las pulgas no tienen pulgas”.
“¡Cuántos hombres podrían ver si se quitasen los anteojos!”.
“Hay gentes que solo veneran aquello que pueden destruir”.
“Muchos no creen en nada, pero temen de todo”.
“La Revolución Francesa nos enseña qué multitud de hombres notables existen en toda época, que, en la vida ordinaria, desaparecen sin dejar huella”.
“Cuando fracasa una revolución, fracasa un siglo entero”:
“Si al mármol le fuera posible sentir, seguramente se quejaría de los martillazos que…lo convierten en diosa”.
“La filosofía es una patología superior”.
“La mujer pare al hombre dos veces”.
